¿Qué es la cultura de la cancelación? Hemos oído mucho en los últimos años estas cuatro palabras, la hemos leído en titulares de periódicos e incluso se ha difundido de boca en boca en las calles. Incluso ha sido empleada entre políticos y politólogos. ¿Pero qué se supone que es? Se supone que son grupos de personas que exigen que personalidades o eminencias de todo tipo sean “canceladas”, es decir, vetadas de la cultura, la ciencia, la política, etc. Los motivos, según estas personas canceladas, son simplemente “que no aceptan la libertad de expresión” o “intereses económicos” por parte de la oposición.
Cancelar a alguien es casi imposible en un mundo como este. Principalmente
porque el consumo, en este capitalismo de masas tan abusivo, es muy libre y
nadie puede negarte consumir “X” producto. No se ha cancelado la venta de
cigarrillos, el cual es una droga que causa estragos en el sistema sanitario y
llena los campos santos, ¿cómo se va a cancelar el escuchar un programa de
radio, una personalidad literaria o un actor de cine?
Se han señalado a violadores, acosadores, personalidades que
apoyan terapias de conversión e incluso financiado estas prácticas. Gente que
va contra los Derechos Humanos o se burlan de momentos muy duros como
secuestros de menores, asesinato de mujeres, palizas a personas trans o acoso
sistemático en redes sociales a activistas a favor de los Derechos Humanos
(gente racializada, disca y/o trans). No se les ha prohibido trabajar, pero sí
se le ha mostrado al mundo quienes son y lo que promueven.
En mi profesión el desarrollo de mi labor bajo la lupa de la
ética me ha hecho desarrollarme como activista de una forma en la cual: si algo
no es ético, ni siquiera alegal, lo tolero. La tolerancia no va de tolerar al
intolerante, sino que hay que reeducar y dialogar hasta la extenuación para
cambiar esta sociedad. Sin embargo, para hacerlo hay que denunciar los hechos y
señalar a quienes difunden estos mensajes de odio.
Sí, esto va de JK, Estirando el Chicle y otras tantas
personas que se han sumado al trenecito de “Somos víctimas de la cancelación” y
en ese trenecito también está Plácido Domingo, Biyíng o Jhonny Depp. Gente que
sigue facturando, que se han visto mínimamente perjudicada, después de
demostrar la clase de cosas que son capaces de hacer y, por supuesto, no hablo
de cosas positivas.
Sobre el jueguito de la autora que va publicando bulos y apoyando
terapias de conversión, la señora JK, os diré que además de ser malo como juego
RPG es nefasto que se adquiera. Si se adquiere el dinero pasará a los bolsillos
de la autora de los libros, no a los desarrolladores porque estos no ganan regalías
(beneficios) por las ventas. A ellos se les paga en su momento, por tener el
juego listo, y ya. Es igual que cualquier persona en su puesto de trabajo: gana
por las horas trabajadas, no lo que pasa en su empresa cuando él no ocupa su puesto.
Empezando por ahí, seguiré diciendo que hay un portal de
información de videojuegos muy potente llamado Gamespot que ha recopilado todo
lo que ha sucedido estos años con JK, el motivo por el cual no apoyan la
adquisición del juego e incluso los bulos que ella ha difundido y hasta
financiado.
Acerca del resto de “cancelados” ¿habéis visto que se haya
eliminado la publicidad de colonia de Jhonny Depp? ¿Brad Pitt ha dejado de
hacer películas? ¿Plácido Domingo ha dejado de actuar? ¿Las de Estirando el
chicle no tiene programa nuevo? Aquí que yo sepa la cultura de la cancelación
va hacia activistas y personas trans, o no trans, que exigen sus derechos.
Nos despiden con mentiras poniendo excusas “por ver si cuela”
como el caso de la humorista, guionista, youtuber… Elsa Ruiz. Nos señalan en
redes sociales “supuestos” activistas muy “conocidos” en su “localidad”
diciendo que no somos buenos activistas porque apoyamos que gente, que ha
trabajado en un juego, no cobre… (ya ese puntito lo he aclarado antes)… Tenemos
vidas, tan cercanas a la exclusión social, que malvivimos para pagar nuestros
estudios y salir adelante para que luego, cuando vamos a acceder al empleo, nos
pongan excusas para no admitirnos. Ah, pero la cancelada es JK, Biyín o
cualquier persona que niega los DDHH o hace acoso masivo.
No existe cultura de la cancelación. Si realmente existiera
cultura de la cancelación la primera que sería cancelada es Ana Rosa Quintana y
su programa donde se difunde bulos y se sienta en su mesa de debates a un tío
que se inventó pruebas contra políticos vía Photoshop. Bueno, a escala
internacional sería JK, pero ahí la tenéis tan feliz todos los días dando los
buenos días con meme de acoso masivo y odio hacia el colectivo trans. Sí, la
tipa que va a tener tus dineros porque tu niño de 11 años exige que el juego no
sea pirata, no como los Sims y otros juegos que tienes en tu pc o consola y has
pirateado a lo largo de las décadas.
Las personas trans necesitamos que se nos apoye en esta lucha contra una cultura masiva donde nuestras vidas no valen nada comparado con unas horas jugando a videojuego. Una cultura donde se nos aísla, se nos exige seguir la "norma" para ser aceptadas o simplemente debemos aceptar que se nos acose y difame, y donde la juventud toma nota de las grandes revistas y corporaciones. Numerosas personas que suben vídeos a Twich, Youtube o Tik Tok hablando del videojuego positivamente, jugando a este y apoyando a la autora de la saga de libros son referentes de personas que aún se están formando, desarrollándose como futuras personas que construirán ciudades más igualitarias y diversas o más excluyentes. Sí, lo que haces repercute. Sólo te estamos exigiendo que tomes conciencia de tus privilegios, que comprendas que puedes jugar a ese juego pero que no tienes porqué comprarlo de forma legal. No, la piratería no está bien, pero en este caso está más que justificado porque el dinero va para subvencionar odio.
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