Toda persona tiene en su genética un
gen llamado “el gen de la maruja”. Al menos, así lo afirmo y así
me lo demuestran los años, las personas de mi entorno y el resto de
la sociedad. He podido comprobar como los bulos se hacen cada vez
mayores y todos los años hay uno o dos bastante sonados. El primero
que recuerdo, a pesar de ser tan sólo un niño de unos ocho o nueve
años, fue el del programa “Sorpresa, Sorpresa” y era sobre un
perro que hacía un oral a una joven que iba a ser sorprendida por el
famoso cantante Ricky Martin, el cual aún ni había salido
literalmente del armario. Otro que recuerdo con bastante exactitud
fue cuando dieron por muerta a Carmen Sevilla, la cual está aquejada
de una horrible enfermedad que está borrando su memoria, o cuando se
afirmaban ciertos hechos políticos Podemos vinculándolos con
Venezuela. Todo esto lo he visto día tras día, mes tras mes y he
crecido con ello.
Personalmente soy muy crítico. Siempre
he considerado que necesito varias fuentes fiables para dar por
sentada una información. Puede que me lleve días, semanas o incluso
un mes para decir “es cierto” o “esto es mentira”. Intento
que todo lo que llega a mí lo haga por un filtro. Sin embargo, hay
personas que no tienen ese filtro y poseen un gen muy activo.
No hace falta ponerse en el balcón,
con bata y rulos, como antaño. Ahora sólo se requiere tener acceso
a Internet y a una red social cualquiera. Estos días, con la ilusión
y magia de la Navidad, todos nos hemos aglutinado en Facebook,
Twitter o WhatsApp porque, seamos sinceros, las felicitaciones online
llegan antes, son más baratas y uno puede reenviar cualquier mierda
que le parezca mínimamente peculiar, divertida o simplemente
pasable.
El año pasado fue “El negro del
WhatsApp” que salía hasta del roscón de reyes, ¿lo recordáis?
Yo sí. También estuvieron otros acompañándolo con los memes de
políticos de todo tipo, ya que teníamos unas elecciones que iban a
caer como una piedra lapidaria en nuestras cabezas. Este año ha sido
protagonista una personita que apenas está iniciando su camino por
la vida.
Ya he dicho muchas veces que los rasgos
no nos hacen mujeres ni hombres, tampoco la ropa y ni mucho menos los
comportamientos generados por los roles, más o menos sexistas, que
poseemos con nuestra sociedad. Una pequeña, pues es una niña y no
ha dicho lo contrario, con rasgos poco “femeninos” -hay quienes
son sabios en “belleza” y catalogan unos rasgos como de hombre o
mujer... vaya usted a saber bajo qué maldito criterio- y pelo corto
logró que la tildaran de niño con falda. Muchos empezaron a
burlarse del tal “Daniel”, como empezaron a llamarle, y otros
aseguraban que era armarse de valor para romper estereotipos de
género. Da igual la verdad, ¿cierto? Lo importante era hacer RT,
comentario humorístico al respecto y conseguir seguidores a riesgos
que esa niña se sintiese invadida en su intimidad, fuese usada como
un meme cualquiera o incluso se burlaran de sus rasgos -rasgos que a
mi parecer son hermosos y pueden catalogarse de andróginos si así
se desea, pero jamás hacer burla a belleza- sin pararse a pensar en
que es una persona menor de edad, que está cumpliendo un “trabajo”
de forma eficiente con toda su ilusión y el resto de la sociedad
está fijándose en sus prendas y pelo, pero jamás en lo bien que lo
hace. Nadie de los que estaban haciendo campaña para ganar likes, rt
y demás mierdas que carecen de valor auténtico se paró y dijo
“Puede que esto le cause estrés, ansiedad o haga que se sienta
mal”. Ninguno pensó en sus hijos, hermanos, sobrinos, primos... ¿cierto? Hipócritas.
Toda persona trans tiene que vivir
bajo la presión de esta pequeña. Ella aún no ha dicho que su sexo
sentido sea distinto, tampoco ha hablado de su sexualidad o de si el
uniforme realmente le parece bonito. Ella solo se envalentonó
aquella mañana fría para cantar los premios del sorteo. Ahora esa
ilusión puede que se haya borrado y todo porque hay un grupo de
idiotas, los mismos que usualmente acosan a personas no-binarias y
transexuales por quienes son.
Ahora vamos todxs a negar que hay transfobia en este
país de pandera... ¡Negadlo si tenéis agallas! Vuestras CISnormas
no TRANSmiten, sólo logran agredir la libertad de otrxs.
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