¿Qué está sucediendo a la sociedad? ¿Realmente está aumentando la violencia? ¿Por qué siempre se focaliza la violencia hacia ciertos grupos sociales? ¿Por qué no hay una solución sobre la mesa? ¿Realmente hay una solución a todos estos conflictos? ¿Las tensiones que vivimos en el día a día forman parte ya de nuestro modo de vivir? ¿Se puede llamar vivir en una marea de reproches, acusaciones y actos violentos?
El ser humano ejerce la violencia desde que el mundo es mundo. Hemos vivido en conflicto por lo más básico como era el fuego, el alimento o el pequeño territorio donde convivíamos a vivir la tensión de grandes conflictos armados por intereses económicos de la geopolítica. Incluso conflictos por orgullo o ego como cuando Napoleón quiso conquistar Rusia.
La violencia es natural en el ser humano, es una característica específica de los primates (y sí, los seres humanos somos primates) y tiene profundas raíces en nuestra evolución. El problema es que en estos tiempos tenemos muchos medios para canalizar esa rabia, impotencia e ira hacia algo más positivo.
El aprendizaje en habilidades sociales contribuye a saber expresar nuestras emociones, reconocerlas en otras personas e incluso llegar a empatizar incluso en situaciones inverosímiles que jamás se pasarían por nuestra mente. Saber escuchar es difícil, pues no sólo es oír sino entender lo que se oye. Hay numerosos métodos para cambiar la conducta o mejorarla, cosa que es un tema muy profundo para narrarlo en una entrada de un blog. La cuestión es que para poder cambiar la conducta hay que comprender que hay un problema, dar el paso para querer cambiarla acudiendo a profesionales y aceptar las reglas que se nos imponga. Todas las personas podemos mejorar. Nadie está a salvo. Incluso aquellas personas que no son tan violentas o no ejercen violentas pueden acudir a profesionales para canalizar la frustración, la decepción o intentar comprender mejor el mundo que les rodea.
La violencia está aumentando, pero no en la forma que nos están vendiendo continuamente en la prensa y medios de comunicación. La violencia se ejerce desde la política, ya sea por inacción o por ejercerla desde el escaño donde sientan sus privilegiadas posaderas. Es violencia reducir el gasto en Sanidad Pública, Educación o Inversión en infraestructuras que mejoren los barrios.
Hemos vivido una pandemia que nos ha sobrepasado. La salud mental de toda la población se ha visto afectada. Nadie se libra. Quien más o quien menos ha sufrido tristeza, desazón, incomprensión, inquietud… Imaginaos personas que viven en la precariedad, en la exclusión social, o personas que conviven con quienes hacen que su vida sea una película de terror y violencia cada día. El colectivo LGTBIQA+ está en muchas ocasiones excluido, con un empleo precario, o tienen problemas de convivencias con la familia o pérdida de apoyos sociales. Es evidente. Para colmo hemos visto como la radicalización del discurso de VOX hacia minorías ha removido el odio de toda la sociedad.
Antes las personas violentas, con discurso fascistas, no se veían amparadas. Hoy se ven amparadas por famosos en televisión, por partidos políticos que sacan pecho y rédito político… También hemos vivido en un país lleno de programas de televisión donde se ha permitido la burla al colectivo, así como ha sucedido con las mujeres víctimas de violencia machista por parte de sus parejas y descendencia.
La juventud se siente perdida. El sistema educativo, lleno de recortes y con profesorado desmotivado o sin verdadera vocación, es un desastre. El profesorado que tiene motivación, que posee una mejora formativa o se parten la cabeza buscando soluciones, se dan de bruces con la realidad de los recortes o contratos que se encadenan aquí y allí. Igual que el sistema sanitario, el sistema educativo tiene enormes carencias. Las charlas formativas que imparten asociaciones o empresas capacitadas para ello, acompañadas en colaboración con activistas, se ven perdidas ante el discurso de bocachancla de muchas personas afines o en listas de partidos políticos. ¿Recuerdan Ayuso hace unos años? Incluso hace bien poco dijo que iba a controlar lo que ocurría con el colectivo LGTBIQA+ y las leyes que nos amparan.
La juventud ve que no va a conseguir un mejor futuro, que el sistema educativo no colabora con ellos o que simplemente el engranaje social simplemente les empuja por ser racista, clasista, machista, xenófobo… Con sinceridad, no es lo mismo criarse en el Barrio de Salamanca que en cualquier barrio obrero. No hay las mismas oportunidades y si se presentan no es tan fácil aceptarlas, pues hay muchos factores que pueden provocar una elección poco acertada.
El mayor problema que tiene este país no son las bandas de jóvenes violentos, tampoco lo son aquellos que se saltan las clases o que dejan los estudios por falta de motivación o recursos… Mucha de esa juventud se siente huérfana, defraudada y, para colmo, vive viendo como en las redes la clase alta tiene todo con facilidad y parece que todo se merecen. Ven como son “felices” y como pueden hacer “felices” a sus familias. Observar como se gastan el dinero mientras a ti te cuesta llegar a final de mes, o simplemente poder hacerte un capricho al mes… duele.
Si la sociedad fuera más retributiva y no aceptaran el victimizar a víctimas de la violencia (machista, familiar, ciberacoso…) no estaríamos en este punto donde nos llevamos las manos a la cabeza ante palizas diarias en barrios. En mi ciudad se ha dado una recientemente a un chico gay, pero también a un chaval discapacitado. Hace unas horas a una chica trans en Valencia.
Para colmo, el sistema judicial no está adaptado. No tiene capacidad para comprender las raíces profundas de lo que hablo. Hay una criba clasista para acceder, pero también hay un plus de personas con un sesgo profundamente conservador. Muchos grupos de profesionales de la abogacía lo han denunciado. Las leyes también han quedado anticuadas.
Mientras nada se hace el odio se vierte a diario en redes sociales… los asesinatos sociales se disparan, la violencia se ejerce sobre el diferente y el diferente cree que agruparse en grupos violentos para “combatir” las injusticias aumentan… igual que el consumo de drogas y las enfermedades vinculadas al desarrollo y los cánones sociales de belleza (anorexia, por ejemplo).
Llevo meses sin actualizar el blog. Disculpadme. He tenido grandes problemas de conciliación con mis estudios, el trabajo y mi ocio; pero sobre todo he tenido un gran problema para verbalizar todo lo que siento sin emitir un exabrupto. Me costaba, y aún me cuesta, expresarme sin rabia e indignación. Hay días que estoy como gato panza arriba, aunque nadie lo nota. Mi rabia me la como todos los días por numerosas cuestiones… por supuesto, sé trabajar mis habilidades sociales e intento poner en práctica lo que sé. Ya no me siento tan decaído, ni tan molesto por los bulos acientíficos que atacan a las personas trans (y también a otros sectores de la sociedad). Sólo quiero dar las más sinceras disculpas a todas las personas que me leen y ofreceros una reflexión:
No canalicemos la rabia, indignación o decepción con colectivos excluidos o con problemas de integración… canalicemos esa rabia en las urnas, en las calles en huelgas y manifestaciones. Sólo así, canalizando con la lucha de todas las personas que queremos cambiar aunque sea un mínimo esta sociedad de mierda, podremos hacerlo.
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