Día de la Visibilidad Trans
Corría el 2009 cuando Míchigan Rachel Crandall decidió que debía visibilizarse las violencias que recaían sobre las personas trans. Nuestras vidas importan, pero al parecer no a la clase política y a buena parte del colectivo que muchas veces nos borra o ignora. Actualmente las personas trans en España tenemos mayores y mejores referentes. No sólo tenemos a grandes mujeres trans como Manolita Chen o Mar Cambrollé que abanderan el movimiento desde hace décadas, que recuerdan día a día las necesidades del colectivo y que estamos aquí, que siempre hemos estado, a pesar que nos intenten borrar día tras día sin descanso.
¿Pero realmente las personas trans salimos a la luz? ¿Pero realmente las personas trans realizamos una transición?
Hay personas trans que sostienen que jamás dejamos de ser visibles, sólo no hemos sabido verbalizar las emociones y sentimientos que teníamos desde edades tempranas. Otras personas esgrimen que es necesario salir a la luz públicamente para explicar a las nuevas generaciones la lucha constante que se ha llevado por parte del colectivo, las necesidades que aún tenemos o la falta de derechos que arrastramos en los distintos países. También he escuchado aquellas personas que dicen, y con bastante razón, que salimos a la luz todos los días: cuando comenzamos a coquetear con alguien, cuando tenemos que dar explicaciones porque nuestra documentación no coincide, cuando accedemos a aplicaciones o redes sociales para exponer nuestras ideas o necesidades, etc… En mi humilde opinión todas tienen razón. Nunca dejamos de ser visibles, pero es necesario hacer pedagogía para favorecer el respeto y la igualdad (sobre todo entre las nuevas generaciones trans y también para la población cis) y, por supuesto, al nunca dejar de ser visibles tenemos que “salir de la oscuridad” ante personas extrañas en numerosas situaciones.
Las transiciones, por lo tanto, no es sólo una. Está aquella que comienza cuando te das cuenta. Es una conversación que puede durar horas, días, semanas e incluso años. Un “redescubrirte”. Te vas quitando todos los prejuicios y estereotipos, te desnudas. Quedas al descubierto frente a un espejo imaginario y acabas abrazando tu verdadero reflejo. Después está el social. El social se inicia primero entre aquellas personas que más nos importan. A veces no es la familia. Podría pensarse que primero se lo dices a tu familia, pero hay tanto miedo al rechazo que en ocasiones vas corriendo a tu mejor amiga/o/e. Incluso he visto casos que han desnudado su alma en redes sociales pidiendo consejo de cómo y cuándo decirlo a la familia. Recuerdo que una amiga se lo dijo primero a su hermana, después a sus amistades y por último, por miedo, a su padre. Extrañamente su padre lo tomó con cierto alivio, pues ahora entendía muchas cosas de su hija. Después hay una transición continua desde el sistema sanitario pasando por las aulas, los puestos de empleo, etc…
Podría usar esta entrada para hablar de todo lo que falta por alcanzar, de las necesidades de derechos, pero creo que en mi blog siempre hablo de ello. Incluso de las agresiones y abusos que tenemos por parte de “cierta sección del feminismo” (Las TERF). Voy a usarlo para algo muy concreto y es sobre “la destransición”.
La destransición realmente se da cuando la persona trans no tiene tejido social (el apoyo necesario de la familia y el círculo de amistades más cercano), carece de herramientas para saber pedir ayuda a instituciones (asociaciones trans) o siente que ni siquiera con esas herramientas puede alcanzar cierta “paz” porque los ataques son continuos. He visto a muchas mujeres trans que han decidido transicionar socialmente a los cincuenta años. Algunas de ellas han decidido dar un paso atrás porque al hacerse visibles se han sentido solas, abandonadas por la familia o simplemente han perdido su puesto de empleo. La desesperación, la necesidad por tener cierto nivel de vida lejos de la precariedad y los prejuicios, hacen que muchas personas abandonen su tránsito social. Si bien, dejar de ser visibles no borra que posiblemente la mayoría sigan siendo trans, sigan sabiéndose trans, y todo esto sea una máscara para ocultar la verdad simplemente por “sobrevivir”.
Si hubiera una ley estatal que cubriera todas las necesidades esas “destransiciones” no existirían. Serían extremadamente raras. Aun así, destransicionar no tiene nada de malo. Si no estás preparada, si sientes que no es tu momento o que puede que sea un error, tienes libertad. Si bien, no seas como Nova, por ejemplo, que está usando su destransición para exponer al colectivo a una violencia mediática que ya se sostiene demasiado en el tiempo.
También quiero hablar de aquellas personas trans que buscan ansiosamente ser cisnormativa. A veces ni siquiera por gusto, sino porque creen que únicamente de ese modo podrán tener esa “paz”. Hay que recordar que tomes o no hormonas, hagas o no cirugías, lo hayas dicho en casa o no… eres trans y la comunidad trans te va a respaldar. Busca ayuda. Las asociaciones trans, las personas activistas dentro de esas organizaciones, estamos para apoyar, acompañar y dar toda la información sobre los derechos que tenemos, aunque no sean todos los que realmente merezcamos.
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