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"Yo estoy con el odio"

 


A mí ya nada me sorprende. Lo digo de verdad. No es un comentario sarcástico. Ha llegado un punto en mi vida que todo me parece que ya lo he visto. Aun me considero un adulto joven, es decir, tengo algo más de treinta años y todavía me queda mucho por vivir. Sin embargo, he vivido varias crisis económicas terribles, he visto a vecinos coger comida del contenedor acabada de tirar por parte del personal de la gran superficie comercial u observado a mi madre acostarse sin comer porque no llegábamos a fin de mes cuando era aún adolescente. Yo mismo me he ido con algo de hambre a la cama. La pandemia ha traído ruina económica. Muchas familias se han visto en la calle o su negocio se ha arruinado. Hay más sinhogarismo o personas esperando en una ONG una bolsa de comida. Aceptémoslo, vivimos en una época terrible. 

 

Sin embargo, dentro de lo que cabe, me considero un privilegiado. Si hablamos que no paso hambre y he podido ahorrar, todos estos años, un poco de dinero para poder afrontar al menos los dos primeros años de universidad. No está mal. Ha sido duro. Duro para mi familia, pues yo no he podido encontrar empleo y no es porque no quiera…

 

Muchos de mis documentos todavía no han sido regresados con la nueva identidad que poseo, es decir, siguen su trámite burocrático (ahora algo más lento por el covid) para que aparezca mi nuevo nombre. No obstante, yo al menos he logrado este pequeño triunfo personal. Si echo la vista atrás, a hace diez años, jamás pensé que con treinta y cuatro tendría todo lo que tengo. De verdad, dentro del colectivo puedo decir que estoy con algunos privilegios más que mis compañeros, compañeras y compañeres. Si bien, sé que la cosa puede ir peor y si no encuentro empleo posiblemente mi vejez sea terrible. Quizá por eso estoy luchando por la Ley Trans para que sea más fácil los trámites, el acceso al empleo y a la información veraz que evite discursos de odio… ¡Y aquí es donde nos vamos a detener un poco!

 

Ayer Lidia Falcón tuvo que personarse en los juzgados por sus comentarios sobre las personas trans. Nos ha vinculado a la pedofilia y pederastia, proxenetismo o simplemente ha dicho “que somos seres extraños”. Por supuesto, no sólo ha repartido para las personas trans, sino también para las cis que no son heterosexuales diciendo que no entiende porque quieren casarse. Para ella que compañeros y compañeras cis que tienen una orientación sexo/romántica diferente a la que se asume por “normal”… ¡Huele mal!

 

Realmente las personas trans no nos podíamos casar hasta la ley de matrimonio igualitario. Es fuerte, pero sí. Se supone que todos venimos con unos documentos genéticos que asumen que si tienes vagina tienes XX y si tienes pene tienes XY, así que aunque nos hormonáramos y nos sometiéramos a todos los procedimientos (muchos patologizantes) que decidían las personas cis (básicamente para que no supusiéramos cierta incomodidad ante sus heterocisnormativas pupilas) no podíamos casarnos porque se daba por hecho que teníamos el mismo tipo de cromosomas. ¿Cómo lo veis?

 

El colectivo L y G consiguieron ciertos beneficios, pero la B se quedó un poco atrás. Es cierto, por supuesto, que hay homofobia (sobre todo lesbofobia) pero hay como cierto borrado o invisibilización del colectivo bisexual. ¡Por supuesto de viciosos y sexópatas no los bajan! Pobre colectivo B… Que ojo, que en el coelctivo B no sólo hay cis, sino también trans. También en la L y en la G. Porque orientación sexual no es lo mismo que identidad.

 

Tanto a gays, lesbianas, bisexuales, etc… se les ha vinculado con la pedofilia y la pederastia. Sobre todo porque dicen que eso viene “de antiguo”. Coño, ¿y los curas que abusan de niñas y niños? Eso no… ¿no? ¿Y los tíos que abusan de sus sobrinas? No… ¿verdad? ¡Ya sé! ¡Los padres que abusan de sus hijas! Me cachis… tampoco… La pederastia y la pedofilia es una enfermedad y puede llegar a ser extremadamente delictiva, dejar huella perenne en alguien y destrozar muchas vidas. Es algo terrible. No entiendo ni entenderé como se le puede colgar esa etiqueta a un colectivo entero porque quieras abrir una guerra…

 

Ayer tuve que soportar que incluso vejaran a Cristina Ortiz, la cual conoce todo el mundo por Veneno. Ella fue una mujer que venía de un pueblo, sin muchos conocimientos de lo que vivía (porque tampoco había mucho en esa época, ya que a la mayoría de personas trans se nos había asesinado en campos de exterminio o lobotomizado). Era una mujer sencilla en muchos aspecto, pero deslumbrante y rebosante de mucho carácter… también. Se dejó engañar por las luces y los aplausos. Se vendió su vida muy fácil ante una cámara, sobre todo porque el otro dinero que lo llaman “fácil” era terrible. Ser prostituta en una época donde el SIDA estaba empezando a arrasar con todo y, aún más, sin leyes de protección hacia las mujeres… el machismo, la lgtbifobia y todo el mal se concentraba en una España que aún tenía mucho amor al franquismo. Incluso hoy tienen mucho amor a Franco.

 

Cristina fue víctima de época. No disfrutó de los nuevos protocolos carcelarios donde se trata a las mujeres trans como mujeres y van al módulo de mujeres. Porque antes iban al de hombres y eran violadas. Ni siquiera le salió bien alguna jugada para llamar la atención o conseguir dinero. Se moría prácticamente de hambre y en la miseria. Pocas personas permanecieron a su lado o la aceptaron… entre ellas algunas amigas y su hermano. Su familia, en general, la trataba con rabia, con odio y la dejaron a un lado. Aún hoy niegan niegan su identidad. A ese carro se montan muchas TERF y mucho gay… Mucho gay transfobo que luego montan colectivos a su imagen y semejanza para expulsar y erradicar la T u otras disidencias de orientación sexual que no sean las hegemónicas.

 

Tuve que comerme muchos memes y mucha mierda ayer. Sobre todo porque se burlaron de su placa conmemorativa que han tenido que volver a poner porque la destrozaron. Vi como insultaban y vilipediaban a activistas trans que llevan más de treinta años luchando por el colectivo en general, no sólo por la T. Vi a feministas decirle a mujeres jóvenes que eran “putas” y “enfermas” por apoyar a las personas trans. También las típicas frases de los cerebros azules y rosa, de robo de úteros… Ayer tuve que ver en una tendencia que todas estaban con Lidia.

 

Ayer también se me cortó el cuerpo. Me estuve riendo bastante rato de comentarios sin pie ni cabeza, pero en un momento dado mi cara se puso pálida. Habían agredido a una periodista feminista transincluyente y lesbiana. Había sido su propio vecino. La agredió verbal y físicamente supuestamente por unos cartones de reciclaje en su propio portal. No vi a ninguna de esas apoyando a una mujer que había sido golpeada. No las vi. No vi detener su odio visceral hacia las personas trans. Supongo que porque Irantzu Varela se ha distinguido siempre por apoyar a todas las personas, indistintamente de su identidad y orientación, cuando viven violencia. Ella informa sobre feminismo y forma a las futuras generaciones para que no sean como Lidia Falcón.

 

Porque no, Lidia no estaba acusada porque nosotras las personas trans la odiemos. No hay una caza de brujas, pues principalmente ellas serían La Santa Inquisición. Las brujas, como he dicho muchas veces, son la diversidad y no la cisheternorma. Lidia está acusada por declaraciones horribles que incluso la Fiscalía ve como delictivas. Irantzu no. Irantzu simplemente había dejado unas cajas apiladas para reciclar en un pasillo, en una zona que no molestaba. Ese es vuestro feminismo… el agredir a personas trans que ni conocéis y no apoyar a compañeras.

 

Yo creo que incluso esto ya no va de feminismo, va de humanidad. Va de humanidad porque va de empatía. Nos queréis en la exclusión social, en cárceles o instituciones mentales (de las antiguas, de aquellas que se realizaba lobotomías y se metía electroshock), o muertas por ejercer la prostitución para sobrevivir… Vosotras que queréis “proteger” a los menores porque supuestamente queremos manipularlos. ¿Habéis pensado que nosotras las personas trans fuimos menores y nos hicieron la vida una mierda gente que ahora va de digna? Ah… claro… sois las mismas.

 

Si muchas personas trans tienen ansiedad, estrés u otros problemas emocionales (que pueden ser enfermedades mentales y necesiten apoyo de especialistas) es porque la transfobia, el odio a lo diferente, campa a sus anchas. Lo mismo para las otras siglas que están siendo perseguidas. Muchas TERF decís que sois “lesbianas políticas” como si las orientaciones se pudieran elegir… ¿Qué pasará cuando Lidia Falcón se le pase el ir contra trans y empiece a ir contra cis de orientaciones sexuales diversas? Ah… no… Que ya está yendo.

 

Os está quedando un feminismo blanco, cis, hetero y burgués de calidad.

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