Ya los crucifijos poco a poco se van retirando de las aulas, pero no los prejuicios que se tienen hacia la comunidad LGTBIQ+. La comunidad G (sólo dentro de la G lo que son cis) que están incluidos en el gran conglomerado han tenido cierta “relevancia”. Posiblemente por el machismo que tiene esta sociedad de dar valor y reconocimiento a las emociones y necesidades de los hombres frente a las mujeres cis y las disidencias.
Las mujeres lesbianas tenían que irse a baños a “empolvarse” la nariz para poder tener algún beso clandestino, una nota a escondidas o simplemente un “Te amo”. Actualmente tanto la L como la G, si son cis, tienen cabida y apoyo casi unánime dentro de la sociedad; aunque es cierto que siempre habrá gente aún en cuevas. La lástima es que a veces parte de ese colectivo también está en cuevas y no ven las disidencias como algo legítima.
Un ejemplo claro, que a todas las personas que me están leyendo le vendrá a la mente es, sin lugar a dudas, la Bisexualidad aún no está bien vista en ciertos círculos L y G. Si nos vamos a identidades estamos ya cayendo en un precipicio oscuro, el cual a veces no tienes ni un candil para alumbrarte, porque las personas trans son tachadas de enfermas mentales (incluso dentro del colectivo L y G, aunque potencialmente más dentro de la G) o las otras orientaciones sexuales, románticas y/o afectivas como es el caso de la asexualidad, demisexualidad, etc… las cuales van también en consonancia con gente heterosexual, bisexual u homosexual. Son disidencias.
El abanico se vuelve más colorido cuanto más lo abrimos, cuanto más se indaga, cuanto más se sabe… En las aulas, ni siquiera cuando se habla del colectivo LGTBIQ+ en Grados Superiores como el de Integración Social, se hace mal enfocado o con temarios que no están acordes. Yo mismo tuve que ayudar a toda mi clase, junto con mi profesora, para mejorar el contenido lectivo del libro y dar una charla sobre el paragua TRANS.
Las aulas tienen que ser un espacio seguro para todo el grupo clase (el alumnado) y para el profesorado. Un buen remedio es desde temprana edad explicarle a las pequeñas personitas que las personas trans existen, que la homosexualidad no es un pecado, que ser lesbiana no tiene que ir con ciertos estereotipos o que ser bisexuales no es ser viciosos. También, y aclaro, que cualquier tipo de diversidad es enriquecedora y que deben amarse muchísimo, pues sólo estando bien siendo libres y apreciando al resto, se puede hacer una sociedad libre, igualitaria, firme y con proyección de futuro. No obstante, el punto clave para hacer un aula segura es el profesorado.
Ya no está el profesor con vara de avellano, tampoco la profesora que te hacía la vida insufrible mirándote por encima del hombro o la monja que te cogía de la oreja y te llevaba a dirección. Esos colegios quedaron atrás en los 70 y 80. Las mujeres feministas, tanto cis como trans, han logrado mucho y uno de sus grandes hitos es que comiencen a tener puestos en la dirección de los centros, en los cursos superiores y dejar prejuicios de “Si eres profesora tienes que ser de infantil o primaria”. Estas mujeres están cambiando el mundo dando seguridad al alumnado y, sobre todo, cuando son transinclusivas.
He visto profesoras muy jóvenes, casi de mi edad, dando clases a grupos de FP Superior. He visto como se desvivían porque entendieran las relaciones tóxicas, la diversidad sexo/afectiva más allá de lo hegemónico, la inclusión de cualquier tipo de cuerpo como algo hermoso… Las he visto y las he tenido como profesoras. Tal vez eran a veces muy estrictas en sus exámenes o trabajos, pero me interesaba muchísimo la forma en la cual daban ejemplo de un feminismo que yo creía caduco. Por supuesto, siempre hay quien suelta la gansada de “Si pares tienes que ser llamado madre y no padre”, pero eso son casos puntuales.
También viví en los 90’s y 2.000 cuando profesores míos (abiertamente gays) se tenían que tragar los comentarios homofóbicos que muchas personas decían a su paso (la mayoría alumnado). Recuerdo con cariño algunos de esos hombres que no tenían miedo en quitar algunos prejuicios sobre el colectivo. No obstante, el BOMB ha venido con los últimos años. Hay profesores abiertamente gays, profesoras abiertamente lesbianas, profesorado bisexual o trans. Lo dicen. Son el ejemplo vivo. También estamos los PTIS que colaboramos en actividades para que el alumnado se sienta apoyado. Niños, niñas y niñes de todas las edades deben sentir que no son bichos raros.
El profesorado debe dar ejemplo de su implicación con la sociedad para que las carencias que se tengan en casa, pues puede vivir en una familia que vote partidos de ultraderecha y se crean que pueden tapar sus miserias con una bandera de odio, se palien con la dedicación de estas personas. También están las TERF. No es un insulto llamar a una mujer TERF si su feminismo excluye sistemáticamente a las personas trans.
Así que… quiero dar las gracias desde mi blog a cierto profesor que hoy ha sido agredido por alguien que no deja de plagiar, difamar y aviolentar a la comunidad trans. Gracias, mil gracias. Tus alumnos, alumnas y alumnes tienen un gran apoyo en ti porque pueden confiar que no vas a burlarte de su orientación o identidad.

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