El mayor acto de transfobia no es sólo cuando te deniegan tu identidad, es cuando siquiera te permiten vivir en paz. El artículo 18 de la Constitución Española dice que “Se garantiza el derecho al honor, la intimidad personal y familiar y a la propia imagen…” junto con “La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.”
Internet fue el lugar donde logré acumular cierta información que no hallaba en libros. Había ido a la biblioteca municipal en más de una ocasión y la búsqueda fue infructuosa. Hablo de aquella época en la cual MSN estaba de moda y aún Internet en el teléfono móvil era un lujo, un lujo que no todos los móviles poseían. Incluso la mayoría de los móviles de aquella época carecían de cámara. Los móviles que hoy en día nos garantizan el saber llegar a una calle como nos abren la puerta a la información médica más actual no existían, era pura ciencia ficción. El Encarta era el método más eficaz de encontrar información, pues Google aún estaba en pañales y sólo existía el Explorer.
Tener acceso a Internet en casa no era lo habitual, lo habitual era ir a cibercafés. Yo tuve el privilegio de tener un ordenador en clase con acceso a Internet, pero muchas webs estaban bloqueadas. Wikipedia era tan sólo una página sin más, sin el bombo que actualmente se le da. Así que fue en casa, un par de años después de mis primeros intentos infructuosos, cuando hallé información de cierta calidad y rigurosidad sobre la transexualidad.
Con 18 años había estado toda la vida buscando información y apoyo. Fue en foros de contenido LGTBIQ+ (realmente gay, pues eran hegemonía) donde había hallado ciertos datos. Así que tampoco tenía “demasiado”. Sólo sabía que efectivamente las personas trans existíamos y los hombres trans no éramos pocos. Había mucha gente que vivía en la ignorancia, sin demasiados datos, pero se iban pasando unos a otros. Aprendí cierto lenguaje que aún empleo y otro que he desechado por que era patologizante.
En esa época tenía Esflog (que era parecido al Fotolog y Metroflog) donde subía poemas propios o ediciones muy caseras, pero muy caseras, de fotografías de paisaje urbano que lograba hacer con un móvil con cámara (el cual había ganado en un concurso de relatos y que aún poseo como pequeño tesoro). Allí fue donde empecé a combatir la transfobia sin saber darle nombre, pues el que yo le ofrecía era “Acoso en Internet” o “Ciberacoso”. No era hacia mí, pues yo no era visible. El acoso lo sufría un joven que decía ser de Granada. Este muchacho era atosigado y a mí comenzaron a humillarme por tan sólo darle ánimos. Fue un auténtico caos.
Durante meses subían fotografías humillantes, textos abusivos e incluso me amenazaban de muerte. Estuve semanas asustado porque no vivían muy lejos de donde yo me movía, también porque sabía que podía pasarle algo. Esa gente no paraba. Durante un año, casi dos, estuvieron jodiéndome. Incluso hay vídeos aún de sus “hazañas” donde me insultan verbalmente… vídeos que YouTube aún no ha retirado.
Por aquellos meses tenía contacto con un “supuesto” chico, el cual terminó diciéndome que me había engañado y que era una chica cisheterosexual. A pesar del engaño, de estar a distancia, y tras horas de hablar por webcam decidí aceptarla como pareja. Duró alrededor de seis meses… Unos seis meses donde usurpó mi identidad frente a algunas personas para conseguir claves de acceso a foros de rol, pero fue “según ella” porque a mí me querían “expulsar” de dichos foros. Falso, pero bueno… Qué más da.
El problema es que yo me olvidé de ella después de eliminarla de todos los lugares posibles, los cuales eran pocos: mi teléfono móvil, mi correo electrónico y un foro donde participábamos. Nada más. No tenía por qué hacer más, pues las redes sociales no existían.
Durante algunos años monté mis propios foros de rol con partidas con personas de distintos lugares del mundo. Me divertía. Era muy divertido, la verdad. No tenía que ir diciendo que era trans, sino simplemente era un chico más. Estaba plenamente incluido.
Ella regresó. Apareció en mis viejos foros junto a una amiga suya que me detestaba. Comenzaron a molestar con otro chico, el cual había dejado de hablar porque me resultaba muy agresivo a la hora de responderme por MSN y también sabía que tenía “ciertos” contactos con esas dos mujeres. Tras casi cuatro años aparecieron y desde entonces hasta hace tres años he tenido que soportar sus cuentas falsas en Facebook, sus páginas llenas de odio… Supuestamente, cara al público, decían que era porque yo era un asco como escritor y Master de partidas de rol (así como de rol literario). Si bien, sus publicaciones eran fotos mías de perfil con insultos escritos, con frases sobre “¿Se habrá amputado ya las tetas?” o “¿Hombre, mujer o caracol?”.
Solían alegar que yo no tenía amistades, que todas eran mentira. Varias amigas mías se alejaron, pero otras hicieron piña. Un par de amigos, que llevaban a mi lado desde antes de conocerlas a ellas, se encararon más de una vez intentando que ese contenido no llegase a mí. El problema es que siempre llegaba. A veces me buscaban por privado para hacerme llegar los “enlaces” o simplemente aparecían en mi página de escritos dejando “el regalito”.
Cuando estuve con mi último ex tuve problemas con otra persona que se dedicaba a acosarle. Solía mandar cadenas llenas de odio. Eran cuentas falsas. Él no sabía de qué lo conocía y me pedía que le ayudase. Pronto no fue él, también fui yo y otras personas trans (algunas no binaries) que empezaban a tener relevancia en foros trans, páginas de Facebook sobre el colectivo, etc… Aquello duró mucho tiempo y en parte nos afectó como pareja.
Hace unos días vengo notando que otras personas se hacen cuentas falsas, se meten en Facebook o twitter, e insultan por privado para luego bloquear e incluso eliminar sus cuentas. A mí me lo están haciendo en abierto, por mensajes mismos en mis hilos o comentarios aleatorios a compañeres.
Si hablo de esto es porque he visto ese acoso hacia GemMuay por parte de personas muy mediáticas, las cuales tienen voz en ciertos programas de televisión. Es el mismo patrón: burlarse de ella en redes sociales, amedrentarla y amenazarla para luego hacerse las víctimas. Porque obvio, todas las personas que me han acosado dicen que “sólo se defendían”. Ah, ¿y os suena eso que GemMuay no tiene amistades? Pues como he dicho a mí me decían lo mismo.
Aunque si únicamente fuera una cuenta la señalada, una única, todas las demás personas podríamos enfrentarnos y protegerla. Si bien, he visto acoso a todas las personas trans y a muchas personas LGTBIQ+ (unas más conocidas que otras, otras incluso desconocidas). He tenido que denunciar perfiles donde compañeras han sido expuestas públicamente para humillarlas por sus avances con las hormonas, a otras llamándolas transfemenino (aunque eran cis) y que “borraban las mujeres lesbianas” (cuando únicamente son mujeres lesbianas que admiten que las mujeres trans son mujeres, pues porque lo son)… Una larga lista que parece no terminar cuando incluso se señala a hombres cis (gays o bisexuales) que apoyan al colectivo trans de cobrar miles de euros, ser unos burgueses asquerosos o manipular a su alumnado.
Hay un hecho que parece que se han olvidado algunas personas, o que quizá no lo recuerden, y es la escala de violencia del fascismo… primero fueron contra los judíos y empezaron a ir poco a poco por el resto. Tiempo al tiempo, primero están yendo contra las mujeres trans, han continuado por las demás identidades y poco a poco están oprimiendo orientaciones (con la bisexualidad ya han comenzado). Harán purga, señoras Lesbianas Políticas, e incluso ustedes serán expulsadas como ya pasó en los años 70’s. Sólo quedarán mujeres cis, blancas, heterosexuales y burguesas en “vuestro” feminismo.
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