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Infancias Trans by TERF: Crónica de una charla de mierda.

 


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Como viene siendo habitual las TERF siguen con sus actividades en Instagram mientras ahí fuera, lejos de su burbuja, muchas mujeres trans (y personas trans en general) siguen en exclusión social e intentan hacer que su vida no sea miserable. Porque por las distintas violencias, a veces numerosas a lo largo de la jornada, se llega casi sin aliento. Para que os imaginéis como terminamos de destrozadas las personas trans… es como subir con veinte bolsas de la compra al piso número cien y, a la vez, la vecina suba con menos bolsas pero en ascensor. Es posible que sea agotador sacar las bolsas del coche, llevarlas a la puerta, subirlas al ascensor acompañadas tal vez con un idiota con conversación de “yo sé lo que sufres”, y después sacarlas. Si bien, la ardua tarea de hacerlo todo mucho más difícil, y a veces imposible, desmorona a cualquiera.

Las mujeres trans para las mujeres cis que siguen las teorías TERF se han convertido en gomas de borrar, como las Milán de toda la vida. Al parecer por el mero hecho de existir borran a otras mujeres. Sí, se convierten en gomas que borran. Una mujer trans expresa su sentir, su saber, sus conocimientos y se muestra al mundo tal como es y, en otro lado del mundo como si fuera un aleteo de una mariposa, una mujer cis explota en mil pedazos como si fuera una pompa de jabón. ¡Increíble!

En esta última charla han hablado Lucía Etxebarría y Carmen López Suárez. La charla era sobre cómo afecta la Ley Trans a las personas menores de edad. Es curioso que el título ponga “los menores”, ¿no que el masculino borraba a las mujeres? Curioso que ya desde en sí la premisa borre más identidades que una mujer trans por el mero hecho de existir. ¡Pero vayamos a lo importante!

Para hablar de infancias trans deberían estar menores trans y no una plagiadora confesa y una pedagoga. El sociólogo, filósofo y profesor Juan Gavilán las destripó, porque saco cada pedacito de lo que aprendió de las personas menores trans, en su libro: Infancia y transexualidad. Ahora ya no se emplea la palabra transexual, pero el libro es excelente.

He escuchado a este hombre muchas veces y siempre, pero siempre, aboga por el bien de la persona menor de edad. Aboga porque se exprese libremente, sin coacciones, que diga lo que siente en todo momento porque de otro modo causa infelicidad, problemas a la larga y termina siendo una persona adulta reprimida cargada de dolor. En resumen, esta persona que ha vigilado, escuchado y escrito en su libro lo que ha visto expresa que para que las infancias sean felices deben ser libres.

En ningún momento decimos que las personas trans existimos porque usamos un rol u otro. Ni siquiera decimos las tonterías que estas mujeres dicen. Si escucharan a personas trans se darían cuenta que cada infancia es un mundo y depende de miles de factores.

Como ya he dicho en muchas ocasiones… mi familia me daba total libertad para pedir un juguete u otro, el limitante era el dinero. Yo he jugado a todo, he tomado todos los roles que he querido y podía ser una Sailor Moon como una Tortuga Ninja, Oliver de Supercampeones o Vegeta de DBZ. Cada año, desde que cumplí los dieciocho, he ido regalando mis muñecas (salvo unas de porcelana que conservo porque son de colección), mis peluches, mis espadas, mis cetros de rey, mis nativos americanos, canicas, peonzas, elásticos, estampitas de Hulk, figuras de acción de todo tipo… Me he quedado con algún peluche y poco más. He conservado sólo recuerdos porque pertenecen a momentos muy específicos de mi infancia, los cuales quiero conservar porque me marcaron.

Tenía unos veintiséis años cuando me senté frente a una psiquiatra. Antes de la ley trans de Andalucía teníamos que acudir a una psiquiatra. Esta psiquiatra me hizo preguntas referentes para saber si yo era auténticamente una persona trans o no. Recuerdo aún algunas preguntas con referencia a mi infancia:

¿Jugaste con muñecas?

¿Te gusta el fútbol?

¿Has jugado a las guerras?

¿Te han comprado balones de fútbol?

¿Has jugado a las cocinitas?

Obviamente he jugado con muñecas, no me gusta el fútbol aunque he jugado a Supercampeones porque era divertido, he jugado a guerras… sobre todo yo era parte de nativos americanos o del bando republicano (sí, es lo malo de escuchar a los ancianos hablar mientras jugaban a las cartas o al dominó)… ¿Y a las cocinitas? Bitch! ¡Estudié cocina! Me gustaba cocinar y mi abuelo lo hacía en casa, así que no era nada extraordinario.

Ella aseguraba que mis respuestas no estaban bien, no eran lógicas, y no podía confirmar que yo era un hombre trans. Porque para “sentirme” (Hello… es SER y no sentir… soy, sé… bueno, en fin… PATATA) debía haberme negado a jugar con muñecas y a las cocinitas.

Después, son estas mismas TERF que dice que nosotras las personas trans seguimos los roles de género y que ellas intentan extirpar eso, pero a la vez nos comentan que si no seguimos ciertos roles de género y asumimos hormonas no podemos decir que somos trans auténticxs. Disculpe, ¿usted va repartiendo carnet de Trans? Yo puedo repartir o quitar carnet de Cis… Ojo.

Para que me dieran las hormonas mentí. En los últimos meses me puse todas las normas de los roles de género, asumí todas sus santas verdades, y exigí mis hormonas así como que me incluyeran en la lista de cirugías. ¡BOMB!

Admito que debí ser más listo y darme cuenta que debía bailarles el agua… Se ve que la inteligencia que Dios me ha dado queda restada, casi a la mitad, en cuanto me pongo un poco ceporro y me niego a admitir cosas que son falsas.

Ese día me creció la puta nariz.

Por supuesto hablaron de hormonas y relación con enfermedades que… no existen. Las hormonas se ponen también a gente cis que no “da la talla”. Las hormonas no sólo son para las personas trans, sino que están creadas para las personas cis. También se las ofrecen a las personas cis menores, pero al parecer sólo les importa las personas trans menores. Que por cierto, para acceder a estas tienen que tener consentimiento paterno y son bloqueadores. Es totalmente reversible. Simplemente te ofrecen bloquear ciertas características que debido a tu nivel hormonal desarrollarías. Se hace a partir de los 13 años durante 3 años y este proceso es seguido por especialistas.

No causa obesidad, no causa malformaciones… No causa nada de eso. Pueden acceder a toda esa información mediante Google o en mis entradas anteriores… ¡Cómo más os guste! Incluso  pueden entrar en Wikipedia (sitio oficial por el cual se escriben los libros de Lucía, ya que todos son copia y pega de la dichosa web).

Algo que me hizo reír a carcajadas, aunque el tema es bastante serio porque es una transfobada, es que digan que las hormonas provocan deformaciones en los genitales. Mire, Lucía, yo le enseñaría mi coño para que viese lo bonito que es… Si bien, no está hecha la miel para la boca de la burra.

En primer lugar los bloqueadores no cambian los genitales.

En segundo lugar es la testosterona la que puede hacer ese cambio en mi vagina, pero es sólo que crece el clítoris. Oh, sí… Mi clítoris es un pedazo de mejillón. Es una minipolla… ¡El motivo es que las pollas vienen del clítoris! ¡Ya que hablan tanto de la puta biología del siglo XV podrían revisar la actual y verían lo que pasa!

Ah… y yo supercontento de tener un clítoris que me permite estar follando toda la noche si quiero, que no decae… ¡Qué siga la fiesta! Hoo! Hoo ah! Hea? hoo! ¡Vamos! ¡Pongan a Chimo Bayo! ¡Exta sí! ¡Exta no! ¡Exta me gusta y me la como yo!...

Cuando hablan de infancias trans a veces me pregunto si escuchan a las personas menores que tienen a su alrededor, más allá de exponerlas mediáticamente (para ganarse simpatías o provocar pena), o si simplemente se escuchan a ellas mismas. 

El año pasado, debido a mis estudios, trabajamos con menores los Derechos de la Infancia en el Día de los Derechos de la Infancia. Uno de mis compañeros fue a una clase donde había niños de entorno a los ocho años. Hablando de sus derechos indicaron muchos: derecho a la salud, derecho a la educación, derecho al sexo... ¡Un momento! ¿Al sexo? Así dijo un pequeño "Los niños y niñas tenemos derecho al sexo". Mi amigo estuvo a punto de darle un bajón de tensión allí mismo, pues no sabía a qué se refería y podía ser un tema peliagudo. La respuesta fue tan dulce que le asombró: Tenemos derecho a elegir nuestro sexo, pues un compañero nuestro el año pasado decidió que era niño. 

La palabra es importante: DECIDIÓ. 

No dijo que "se sentía", sino que "decidió". Además, habló de algo que es importante y es el Derecho a una Identidad. Tenemos derecho a un nombre, un nombre que nos represente. Ese pequeño eligió su nombre, su identidad, al cual tenía derecho. Si lo entiende un nene de 8 años, ¿por qué vosotras no? ¿Tal vez porque habéis sido educadas en una sociedad regida por unas férreas normas sociales impuestas por el patriarcado que os han dicho lo que es y no es? ¿Tal vez porque habéis visto los roles de género como algo tóxico y no tiene porque? Porque todo depende del rol que quieras llevar, pero si con él no dañas a nadie más y no impones a otras personas esos roles, es más das libertad a las otras personas a llevar su vida como quieran... ¿Qué daño estás haciendo? ¿A caso, de seguir roles de género (que no estereotipos) se nos debe invalidar? 

Entonces, chocho gordos, vosotras también seguís roles de género y por ende estáis invalidadas como mujeres. Porque si basáis todo en lo básico de un "coño" para una mujer... quiero deciros que lamentablemente no sois tan diferente como los cromañones de mi gimnasio que se miden la polla en los vestuarios. ¿Cómo lo sé? Porque yo, un hombre con coño, voy a vestuarios de hombres. Ninguno de ellos me ha señalado y me ha gritado que los borro, ¿eh? Más de uno incluso me ha preguntado por cómo lo viví o cómo pude cambiar mi nombre... por informarse, por curiosidad. Es cierto que hay cromañones, pero esos son los menos y, por desgracia, habéis asumido esos roles vosotras... Y actualmente estáis proliferando en redes sociales diciéndoles a mujeres jóvenes que sea como vosotras. Sois igual que los tíos viejos asquerosos que llevan a sus hijos y sobrinos a los burdeles, pues así se consideran y socializan como auténticamente hombres. Es la misma basura, pero vestida de violeta. 

Por lo demás, si alguien quiere escuchar sobre infancias trans que hable con mamás y papás de nenes trans y con elles mismes. Dos petardas que 0 interés tienen siquiera de escuchar al colectivo y se inventan todo no van a saber un cacahuete. Que por cierto… qué lejos quedó cuando la Lucía creía que podía ganar pasta del colectivo LGTBIQ+ apoyando a las personas trans, pero vio que la J.K. rentabiliza más el odio hacia el colectivo. Problema… aunque me duela admitir… J.K. tiene una redacción pulida y tú eres un plagio total. Ni siquiera lo que sueltas en redes sociales es tuyo.

Adiós… vaginoparlantes.

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