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Gay no... ¡Don homosexual! - Tránsfobos de armario




 Hace muchos años que he tenido que ver como reducto de homosexuales reprimían a otros para que no tuvieran “manierismos”, “vistiesen decentemente” y emplearan un lenguaje “más varonil”. El mismo grupo que ha borrado la historia de las mujeres trans en el orgullo, las cuales iniciaron todo con ladrillo y un grito de ira que ya no podían contener. Ese grupo que tachan de “locas” a homosexuales cuya masculinidad no es tan frágil como la suya, se suben a las carrozas y festejan junto a mujeres trans, drags y cualquiera del colectivo porque durante unas horas se olvidan por completo de los insultos y señalamientos que aún sufre el colectivo. 

 

El colectivo gay “siempre luchando” contra los estereotipos de “locaza”, “pluma” o “musculoca” no es más que el colectivo gay siendo machista y eliminando la diversidad y la libertad existente dentro de toda la inmensa masa de hombres homosexuales.  

 

Ese odio a todo lo “femenino” o que pueda señalarse como “femenino” parte de la premisa fundamnetal de un odio atroz hacia la mujer, sobre todo hacia la mujer trans. Es como si fuera una rabia inmensa porque nunca se han ocultado. Las mujeres trans han tenido que soportar ser quemadas, violadas, torturadas, llevadas a campos de concentración o morir en cárceles tras años de vejaciones. Las mujeres trans han tenido que soportar el ataque de los grises mientras el resto del colectivo LGTBIQ+ de la época salía corriendo (es decir, mientras que homosexuales cis salían corriendo y las dejaban siendo apaleadas). 

 

Las mujeres trans así como las drags han tenido las agallas de ponerse panties, pintarse los labios y salir a la calle con faldas a pesar que podían ser asesinadas. No hablemos de “reproducción de roles” y de “machista” esa actitud en la que señalo que usaban “lo femenino” como bandera de lucha. Una persona trans siempre va a buscar emplear los códigos sociales para expresar quién es, aunque no sean todos o, aunque sólo sea uno. El motivo es porque todas las personas, dentro de su diversidad, desean ser reconocidas por sus iguales como parte de un colectivo o de un grupo social. Las mujeres trans desean ser reconocidas como mujeres, del mismo modo que lo hacemos los hombres trans o cualquier otra identidad.  

 

Hay identidades no binarias, las cuales son igual de reales y veraces. Nadie puede imponerles a elles quiénes ser y cómo serlo. Son libres.  

 

Nos acusan de usar “cis” para borrar a mujeres. La palabra “cis” para unas mujeres es igual que la palabra “trans” para otras. Son etiquetas que se emplean para hablar de realidades, para comenzar a desgranar lo que el patriarcado nos ha ofrecido. No borra a nadie. Del mismo que la etiqueta de “racializada” o “diversidad física”. Sólo es una etiqueta, sólo es una marca, y esa marca no descarta a otras. Lo que les fastidia es que nuestras identidades sean igual de válidas y reconocidas.  

 

La vida de una persona trans es como una caja de bombones... nunca sabes cuál bombón te vas a comer hoy, pero lo que sí sabes es que vas a terminar enfermándote. Porque la vida no es dulce cuando vives en un mundo donde tus Derechos Humanos son vulnerados. Desde la infancia nos dicen que no existimos todavía, pues hay autobuses que señalan “pene” o “vagina”. Eso no sólo daña a las personas trans, sino también a las intersex 

 

Hablan de una biología binaria pasándose por alto casos de mujeres con testículos internos, nacidas sin ovarios o cuyos genitales no eran los comunes. Eliminan no sólo a las mujeres trans, hombres trans y personas no binarias. 

 

Dicen querer “romper los géneros” pero marginan y humillan a personas no binarias. Llaman “locas” a las personas no binarias con pene, llaman “camioneras” a personas no binarias con vagina u hombres trans que han decidido no tomar hormonas (o no tener acceso a ello). 

 

Esos mismos homosexuales reniegan de la palabra “maricón” que ha terminado empoderándonos, igual que al colectivo ha asumido la palabra “Queer” (que antes era un insulto) como una bandera. Los mismos homosexuales que después se ven la serie de la Veneno y lloran por el final, pero niegan los derechos a las personas trans. Esos mismos homosexuales que piden “discreción” en Grinder o envían “Foto polla” a hombres más jóvenes. Los mismos. Esos que dicen que no son “misóginos” porque apoyan a las TERF ante el borrado de las mujeres... ¿Qué mujeres estamos borrando al incluir nuevas corporalidades?  

 

Las TERF son gordofóbicas, racistas, clasistas y transfóbicas. Los homosexuales que las apoyan son lo mismo. Ellos en otras épocas más amargas eran los que se casaban con mujeres cis, pero luego se iban a burdeles gays a follar con otros hombres. Esa clase de hombres que no quieren bajarse de su poltrona y luchar por los derechos del resto.  

 

Vosotros no os llaméis homosexuales, no os llaméis gays y, por supuesto, tampoco la palabra MARICÓN.  Hacednos el favor de seguir en el armario, pues para salir a medias enganchados con las perchas... ¡No, gracias! No queremos gente así en el colectivo diciendo que nos representáis. Creéis que aplastando a otras personas podéis salir mejor del fango, ser más aceptados. Pero primero vendrán por las personas trans, después irán por las orientaciones no hegemónicas, continuarán con las lesbianas cis y terminarán con vosotros.  

 

Sin la lucha de las personas trans no os podríais casar y/o adoptar, pero es que tampoco estaríais vivos.  

 

La desmemoria y la desvergüenza la conocéis muy bien.  

PD: ¡Quién me mandaría a mí a ser homosexual además de trans! ¡Si es que yo qué voy a saber de vuestra violencia que a veces es peor que la de muchos tíos cis heterosexuales!  

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