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25 N - "Feminismo" TERF: Como tirarte un tiro en el pie.

 

“Feminismo” TERF: Como tirarte un tiro en el pie…

 

Hoy es 25 de noviembre y es un día muy importante, un día en el cual se rinde tributo a la pandemia que año tras año siega la vida de numerosas mujeres y trunca el futuro de las personas allegadas a ellas. Es la violencia machista. 

 

La violencia machista tiene numerosas ramas y sus raíces son profundas en nuestra sociedad, pero esta mala hierba está regada con la misma fuente: El Patriarcado.

 

Las religiones más importantes por número de creyentes son las hegemónicas: judía, cristianismo e islam. Realmente la fuente de las tres parte de una misma concepción de divinidad y se extrapola al resto. Incluso cristianos y musulmanes tienen en sus libros a Jesús. Unos lo consideran hijo de Dios encarnado y los otros un gran profeta. Dicho esto… 

 

En las viejas religiones politeístas había grandes figuras femeninas, todas muy diversas corporalmente hablando. Incluso en la religión de grecorromana había un dios con senos y pene. Si nos vamos a las épocas primigenias del hombre la figura más importante eran la de una diosa de la fertilidad, la cual tenía una figura para nada llamativa ya que poseía cierto sobrepeso. Ella era la Diosa Madre. Los pueblos celtas también adoraban a diosas y criaturas femeninas. No se sabe bien en qué punto todo cambió, pues incluso en Egipto se consideraban sabias a las mujeres y muchas de ellas tenían cargos muy importantes y destacados… pues eran juezas o encargadas de asuntos políticos. 

 

El momento en el cual el mundo se quebró y la balanza comenzó a ceder… se desconoce. Si bien, es posible pensar que lecturas como la del Génesis tienen mucho que ver. La mujer es la villana, pues no se desea someter al hombre que es la perfección de la creación. La mujer es quien provoca el mal a los hombres pues fue ella quien tomó la manzana, la fruta del conocimiento, que no quería Dios que tomara.

 

¡Pues sí! Es así… incluso se dice que Lucifer cayó porque quería dar a la humanidad la luz del conocimiento, que esta iluminara sus mentes y allanase el camino. Sin embargo, esa es otra historia… ¡Centrémonos! 

 

Que una religión sea hegemónica no la hace más válida que las demás, pero sí que tenga un discurso más difundido y, por lo tanto, tomado como parte de la cultura. Los roles de género beben de la sociedad, se retroalimenta con ella. Por eso es difícil hablar de roles de género y no vincularlos a los textos sagrados, legislaciones antiguas o manuscritos de otras épocas. Hay que ir siguiendo la línea del tiempo hasta dar con la fuente, pero es muy difícil. Se sabe que parte de culpa tiene ese tipo de ideas inculcadas y reproducidas en los púlpitos y en las escuelas. 

 

Hasta hace unas décadas no había optativa de religión. Todo el mundo tenía que darlo. Si echamos la vista un poco más atrás se rezaba en las escuelas y se daba gracias a Dios. Incluso las escuelas no eran mixtas y las chicas pues cosían o aprendían de nutrición, pues era lo que se esperaba para ellas: casarse, tener descendencia y llevar la casa. 

 

Yo recuerdo que todas las mañanas se rezaba el Padre Nuestro cuando se daba clases de religión. Aunque tú no creyeras, aunque no fueras un fiel seguidor de ese tipo de creencias. Yo me eduqué en los 80’s y 90’s. En concreto estoy hablando de los años 1993 y 1996. Durante esos tres años tuve una maestra de primaria que lo hacía, pues ella era muy creyente, y lo hacía fuera de la hora de religión. Si bien, admito que fue una de mis mejores profesoras porque era fiel defensora de los derechos humanos… ella apoyaba a las personas migrantes, hablaba maravillas de otras culturas que conocía bien, nunca fue xenófoba y jamás fue lgtbifóbica. Era una mujer mayor y creía en Dios, creía en sus rezos, pero no estaba a favor de los curas ni el discurso usual. No, no estudié en una privada o concertada en esos años… en uno público. 

 

Con el paso de los años me desligué mucho de la religión, estudié sobre otras religiones, hablé con personas de diferentes creencias, asumí que dentro de las distintas religiones había disidencias con el discurso hegemónico… ¡Y aprendí sobre religiones politeístas antiguas! Me enfoqué sobre todo en la celta, grecorromana y la egipcia. Me bebía los libros sobre “mitología”. También he aprendido que la maldad no está en la fe, sino en los discursos de odio que pueden surgir al difundir "mensajes" que supuestamente están abalados por un texto sagrado sin importar de la religión que sea.

 

Vi muchos mitos que se habían llevado a textos sagrados de la Biblia, modificándolos sutilmente o cambiando algunas características, pero simplemente habían hecho un Lucía Extbarría aunque más sutil. Supongo que porque en aquella época las narraciones eran de boca en boca y no había Wikipedia. 

 

Las personas trans éramos aceptadas en muchas culturas americanas y de otros lugares del mundo, pero vino el cristianismo y les dijeron que eran tóxicas. Eso era tóxico, era malo, pero violar mujeres y decapitar a quienes no querían arar la tierra que les habían robado… ¡Bien! ¡Eso estaba fenomenal! La iglesia colaboraba y no pasaba nada. Es que claro… eran pueblos salvajes y, los europeos, veníamos a salvarles de su salvajismo… ¿Con buenos tratos y relaciones entre iguales? ¡No! ¡Sangre y violaciones!

 

Así que volvemos al 25 de Noviembre. Hoy es el día donde se habla de la violencia hacia la mujer. Violencia que se ejerce en el día a día, incluso fuera del ámbito de la pareja y la propia vivienda. Ana Orantes, a la cual escuché mientras hacía mis deberes, hizo que todo el mundo comprendiese la cruel y triste realidad que ella había vivido y aún vivía. A Ana la mataron. Si bien, yo conocía un caso similar muy cercano. 

 

Mi madre fue humillada y vejada durante mucho tiempo por mi padre, incluso cayó en depresión en los primeros años de mi vida. Mis abuelos fueron quienes me educaron porque ella no tenía fuerzas, pero cuando él se fue un día de la vivienda, aludiendo que ella era una mala esposa, decidió cambiar la cerradura y también nuestra vida. Tenía cuatro años y casi estaba a punto de cumplir cinco. No entendía bien qué pasaba, pero mi madre parecía que había dejado de llorar a cada rato. Eso sí, mi padre la seguía allí donde iba para humillarla y provocaba que la echaran del trabajo. En vez de apoyar a mi madre, los empresarios, decidían desistir en llamarla. Estoy hablando de 1990 a 1992 (fue poco antes de la Expo de Sevilla cuando mi madre ya pudo conseguir el divorcio).

 

Para mí mi madre es una heroína porque se levantó, dio un puñetazo en la mesa y luchó para salir adelante. Tenía a mis abuelos, pero ellos también tenían problemas de salud. Tiró para delante como una jabata. Si bien, mi madre jamás ha negado la violencia hacia las mujeres trans. Mi madre admiraba y admira a Bibiana Fernández por su simpatía, por su belleza y por tener tantas agallas. Mi madre se sintió triste el día que murió Cristina, la que llamáis todxs Veneno aún en día, porque sentía que sólo la habían utilizado. Mi madre sufre mucho y se pone alterada al ver la violencia hacia compañeras trans y ha firmado por la Ley Trans Estatal. He tenido que hacerle incluso un correo electrónico y explicarle cómo hacerlo. 

 

Mi madre ha luchado por sus derechos como mujer, los cuales muchas veces han sido pisoteados, y se ha puesto en pie de guerra por “las fregonas” que son siempre ninguneadas. Incluso lo han sido durante el Covid aunque han estado muy expuestas. Tal vez por eso, por todo eso, no puedo comprender como señoras que no han sufrido ni la mitad de mi madre siempre se apropien del sufrimiento de otras y vayan repartiendo carnet de feministas.

 

Yo, que supuestamente soy un misógino por ser un hombre trans y “negar” mi “biología”, fui de las pocas personas que se puso en mitad de una discusión, con bofetón incluido, a una chica en plena vía urbana. Nadie más, ni siquiera el camarero que estaba atendiendo en un bar cercano, hizo una mierda. Fui yo quien estuvo distrayendo al desgraciado para que pudiera llamar a la policía. Soy el mismo misógino que estuvo semanas, casi meses, alertando a varias páginas donde se subía el número de teléfono de una chica (a la cual conocía bastante poco) para “contactarla” como “señorita de compañía” y lo había hecho su pareja. 

 

Tengo amigas a las que les han matado a sus hermanas o sus hermanas están en casas de acogida por violencia machista. 

 

Nunca negaré la violencia hacia las mujeres cis, dentro y fuera de una relación, y siempre lucharé porque se haga justicia. ¿Por qué entonces mujeres cis hoy están negando la violencia hacia las mujeres trans y las prostitutas (cis o trans)? Incluso están negando que la violencia machista no sea considerada igual ante una víctima por su marido que ante otra por un desconocido. Las mismas que dicen que las mujeres trans son violentas, violadores con peluca y tacones… Esas que dicen que las denuncias de las dos chicas trans agredidas en esta última semana (una en Madrid y otra en Barcelona) son falsas… las mismas que luego dicen que no hay denuncias falsas de violencia de “género” (a mí me gusta decir MACHISTA) hacia hombres cis. 

 

¿Recuerdan el inicio de mi publicación? Las religiones hegemónicas destruyeron la cultura favorable a las personas trans, personas homosexuales, personas bisexuales y personas disidentes de cualquier otro tipo de religión a la suya. Destrozaron todo. Si bien, de las ascuas donde quemaron a las brujas, de las cunetas llenas de gente que realmente luchó en este país por los Derechos Humanos y la libertad, surgen sus descendientes. Nosotras las personas LGTBIQ+, sobre todo las personas trans, somos las verdaderas brujas que no pudieron quemar. 

 

La transfobia y la violencia machista van de la mano. Si eres transfoba, estás ayudando al patriarcado.  

 

 


Y aquí los Payasxs de la semana. Aunque Carlos es la primera vez que visita mi blog, si bien toda su cuenta está llena de transfobia y transmisoginia… ¡Incluso misoginia! ¡Qué chorprecha! 

 

 

 


 

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