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Desmontando mentiras TERF - Parte 4 - Infancias trans




En este apartado me centraré en las hormonas y los bloqueadores hormonales que se dan en las infancias trans. Sin embargo, permitan que un servidor primero hable de estas, citando varias webs médicas, y después explique la importancia de estas y su propia experiencia personal. Les recuerdo que las experiencias personales son únicas, no se pueden extrapolar a la mayoría. No obstante, es algo que muchas personas trans hemos vivido, estamos viviendo o viviremos en los próximos años. Si queréis conocer más casos no os remitáis a transfobas TERF, sino a la fuente. Los partidos feministas, incluso si son transincluyentes, puede que no cuenten con demasiadas personas o tal vez no todas quieran hablar. Las distintas asociaciones de la Plataforma Trans tiene activistas, así como campañas de personas asiduas a su red llena de sonoridad, donde las personas trans dan su testimonio.  

Plannedparenthood tiene un apartado magnífico que voy a citar porque son parte del sistema médico y explican correctamente que son los llamados “Bloqueadores de hormonas”.  


“Algunos jóvenes transexuales, intersexuales y de género no binario pueden decidir tomar bloqueadores de pubertad después de hablarlo con sus padres o guardianes y una enfermera o n doctor.” 


Algunas personas, no todas. También incide en “pubertad” y no infancia como algunas “supuestas” informadas están diciendo que es a menores de 5 o 7 años. Por supuesto, siempre es con consentimiento familiar, de sus tutores legales, y tras consultar (pro y contras) con el personal del sistema médico (endocrinología sobre todo).

 

“Los bloqueadores de pubertad son medicinas que previenen que ocurra la pubertad. Funcionan bloqueando las hormonas -testosterona y estrógeno- que generan los cambios en tu cuerpo relacionados con la pubertad. Esto detiene cosas como los periodos menstruales, el crecimiento de los senos, el engrosamiento de la voz y el crecimiento del vello facial.” 


Los bloqueadores de hormonas son reversibles. Cuando dejas de tomarlos automáticamente los niveles hormonales regresan. Además, durante todo el proceso tienes revisiones periódicas para evitar posibles efectos adversos, modificar la dosis, etc...  


¿Quieren decir que los bloqueadores de hormonas lo toman sólo las personas menores de edad trans? ¡No! También lo toman personas menores de edad cis que tengan problemas con el control de ciertas hormonas. 

 

En https://www.news-medical.net tienen información sobre todos los problemas hormonales y la hormonación a menores cis y trans por otros motivos. Incluso se suele hormonar a personas intersex porque no tienen una pubertad “normal” según el sistema médico y sus tutores legales, los cuales incluso pueden determinar si tienen un sexo u otro porque se “asemeja” más a un pene o una vulva sus genitales. 


¿Alguien recuerda a las TERF venirse arriba contra hormonar excesivamente a menores cis? Yo no, ¿y tú? Además, bloquear hormonas no es administrar hormonas. Y, por supuesto, es a partir de los 14 años aproximadamente la edad en la cual se comienza a emplear.  


¡Y aclaro que no todas las personas trans menores lo hacen! Hay familias que no lo aceptan, menores que no creen que sea necesario aún o que sienten que no quieren hacerlo.  


Ahora permitan, si me lo permiten, hable de mi infancia... 


Nací en los 80’s. Los 80’s fue una época en la que se decía garantizar muchas libertades, que se hablaba de apertura al mundo y revolución. En mi época aún a las personas trans se nos consideraba enfermas mentales. Sólo salieron de esa categoría las personas cis homosexuales y, por supuesto, los varones. Las mujeres se han visto mal incluso hasta nuestros días. Todavía hay represión hacia las mujeres lesbianas y bisexuales; pero ese es otra guerra y no es la mía. 


Mi tío abuelo tuvo que marcharse de mi pueblo dejando atrás su puesto de administrativo en la Seguridad Social. Se marchó a Madrid. Allí aprendió peluquería y emprendió un negocio muy rentable, pues comenzó a ser peluquero de artistas de teatro y cantantes muy conocidas de este país. Por sus manos pasaron grandes señoras, pero también el cuerpo de un hombre. Mi tío abuelo era y es homosexual. Vivió más de 40 años ocultando quién era. Tuvo una relación de pareja estable, pero de puertas adentro de su vivienda. Ninguno de los dos pudo disfrutar de su juventud y madurez.  


Mi abuela había visto sufrir a su hermano pequeño, el cual prácticamente crio por los años de diferencia de uno a otro, por lo tanto sabía muy bien que si yo tenía una sexualidad distinta me iba a defender con uñas y dientes. 


Al cumplir tres años y unos meses más... tocó hacer la carta a los Reyes Magos. Mi abuelo se puso a mi lado junto a mi abuela. Me preguntaron que quería y yo con total ilusión dije “Ser un niño, pero también quiero...”. Mi abuela y mi abuelo no dijeron nada durante un tiempo a mi madre, pero yo acabé confesándoselo a ella.  

A mí en casa no me faltó juguete de ningún tipo. Aquello que me gustaba, pues aquello que me compraban. Por supuesto, dentro del presupuesto familiar. Uno no es rico, ¿saben? No nació en cuna de oro. Mi abuelo incluso me hacía algunos juguetes de madera.  


Mi padre, aunque yo no fui motivo de alegría para él, decidió comprarme la equipación del Real Madrid (aunque a mí no me gustaba ese equipo, sino el Atleti por aquellos tiempos), un balón de fútbol y una hermosa muñeca de trapo. Para él los juegos tampoco tenían género.  


Cuando por circunstancias familiares mi madre se divorció y cambiamos de vivienda... mis amigos y amigas los perdí, tuve que comenzar en un colegio nuevo y por mucho que pedía que me trataran como niño no lo hacían. Diez años de calvario sufrí entre golpes, escupitajos, intentos de tirarme por la escalera –una vez hasta lo lograrón-, destrozo de mi material escolar, quema de mi cabello –en dos ocasiones- y persecuciones hasta la vivienda para “darme lecciones” los tengo a fuego. Soporté a los mismos cretinos en el colegio como en el instituto. En la Universidad creí haber encontrado refugio, pero no fue así. Un compañero decidió abusar de mi confianza e intentar someterme. Logré zafarme echando una pequeña mentira. A partir de ahí empecé a ser el apestado. Mi condición de hombre trans se conocía, así como que mi orientación sexualidad no iba hacia las mujeres... Era sin lugar a dudas el “doble” de bicho raro.  


Para mí, con diez años, tener la menstruación fue una tragedia. Mi abuela tuvo cierto alivio, pues pensaba que quizá de ese modo dejaba yo de decir que era un niño. Error. Mi abuelo sufría mucho porque hablaba bastante conmigo y sabía que no tenía amigos ni amigas. Mi padre, mi abuelo y amigo era él. Mi madre sólo supo de un par de agresiones, pero en esa época no había una legislación que me amparara.  


Por supuesto, yo no supe que se podía hacer todo el proceso que he vivido hasta los 19. Yo pensaba que tenía que conformarme con ser así, sin poder buscar una imagen que yo asociara a mi persona y sin poder cambiar mi nombre. Es cierto que hasta hace unos años no se han conseguido algunas de estas garantías, pero ni siquiera había visto un referente de hombre trans. Veía muchas mujeres trans como Bibiana o Cristina. 


No había protección. Ahora tampoco, pero lo poco que tenemos es gracias al activismo trans que sigue echando pulsos a la política. 


He vivido desde los 19 años hasta casi los 29 años una confrontación brutal con varias personas en las que puse toda mi confianza (una de ellas fue una relación a distancia que tuve). Estas personas hicieron proliferar vídeos, memes, fotografías mías, páginas falsas suplantando mi identidad, etc... Todo porque era trans. Yo había dicho que era transexual a esas personas, pero no entendían bien que era ser “trans”. Cuando meses después lo expliqué mejor en una conversación múltiple en MSN  vino lo peor... Me amenazaron, me intentaron hacer la vida imposible todo el tiempo.  


Actualmente cuando veo a jóvenes pasar lo mismo, sintiendo esa misma presión por parte de personas que amaron o querían, es terrible. Lo revivo. Además, tengo que ver a TERF ir a perfiles de personas trans (usualmente mujeres trans) para humillarlas, poner los mismos chistes de mierda y alegar siempre que son violadoras/pederastas/violentas. ¿Ellas no son violentas? Eso es violencia, eso es ciberacoso.  

Se busca que menores trans tengan una Ley que ampare bien su derecho a estudiar, jugar y desarrollarse plenamente como persona. Se intercede para que este derecho (Derecho de la infancia) a la no discriminación y la participación sea efectivo.  


No caigan en adultismo barato. No pretendan decir que vienen a ayudar, a proteger, a evitar que las malas persnas hagan daño a las personas menores trans. No oculten su transfobia, su odio irracional hacia las personas trans, como protección. Porque para colmo a las personas trans mayores de edad se nos dicen que no podemos decir que somos hombres, mujeres o no binaries biológicas y reales porque no hemos vivido una infancia acorde a esas identidades.  


Dejen a las personas trans menores en paz... PRIMER Y ÚNICO AVISO. Con nuestros niñes no os metáis. 

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