Hace mucho tiempo era alguien que no sabía ni mis derechos, ni como hacerlos valer y, por supuesto, me encontraba perdido. Ni siquiera supe como explicarle a mi médico de cabecera que me enviara a, por aquel entonces, UTIG de Málaga. Me encontraba perdido.
Nueve años han pasado. Nueve años que he crecido. Sabía lo que era, no necesitaba que nadie me lo dijera. Sin embargo, sufrí una UTIG. Una UTIG donde me querían convencer que sólo aceptando cánones y normas estrictas, las cuales ni siquiera siguen las personas cis, podría alcanzar las hormonas. Un lugar donde me aseguraron que no podía ni ser bisexual u homosexual si era un hombre trans, pues si era un hombre trans tenía que ser heterosexual y mi máxima lograr que una mujer cis se enamorara de mí.
Me negaron casi dos años las hormonas. Ahora gracias a una ley que logró arrancarle al PSOE la Asociación ATA-Sylvia Rivera, junto con todo su equipo de activistas, ninguna persona trans debe seguir esos cánones estereotipados y destructivos. Podemos ser libres.
Desde la Plataforma Trans llevan años luchando porque una ley similar esté en toda España. Porque en Andalucía tenemos la Ley Trans Andaluza, pero eso no basta. Hay leyes que no nos amparan y el colectivo en otras zonas de España está literalmente vendido. Todavía hay lugares donde psiquiatras y psicólogos intentan manejarnos y usarnos a su antojo para decirnos cómo debemos ser, qué debemos sentir, si las hormonas y las cirugías que queremos son aptas o no... Una actitud aberrante.
Además, los delitos de odio parecen que campan a sus anchas. Soportamos odio en las redes sociales. Un acoso ruin muchas veces en la calle, en las escuelas y en cualquier lugar. Seguimos viviendo la exclusión social y laboral casi plena. Nuestres niñes están cada vez más empoderades y libres, pero no pueden tener una vida plena si la Ley Trans Estatal no se hace real. Todavía habrá mucha gentuza que nos odie, nos amenace, nos altere la vida o simplemente nos borre.
Una asociación que nos ha hecho mucho daño, que se ha movido casi libremente por todo el maldito país, es Hazte Oír con su bus del odio. Una asociación vinculada al Opus y que ahora mismo tiene su mayor palmera en Lidia Falcón (Lideresa del Partido Feminista... Persona transexcluyente o simplemente TERF). Una asociación que parece que ahora mismo estará felicitándose porque la Policía (cuerpo que debería proteger a colectivos como el nuestro) ha colocado el "Delito de Odio" como título para colocárselo a activistas trans que se manifestaron por la dignidad y los derechos de existir del colectivo.
Si yo fuese policía se me caería la cara de vergüenza que gente en mi cuerpo, en mi profesión, firme algo como esto. Es una vergüenza.
Después de 42 años de democracia defender los DDHH de personas trans se califica como "delito de odio" y a quienes nos agreden se les da consideración de víctima. INDIGNANTE¡¡¡¡https://t.co/G84BTmQvw7
— Mar Cambrolle Jurado (@CambrolleMar) October 3, 2020
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