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Campamento trans y la transfobia de los de siempre.




Llega el verano y más tarde o más temprano la larga lista de campamentos aparecen poblando las ciudades y los pueblos. Algunos son campamentos para aprender idiomas, otros para conocer mejor la vida en el campo, los hay que buscan formarse en ecologismo, también los hay en piscinas donde se aprende a nadar y también se practican diversos deportes acuáticos. Los hay de todos los colores y para todos los gustos, pero habitualmente son un acceso difícil para jóvenes trans.

Las personas trans tenemos cierta dificultad para sentirnos cómodas en público. El año pasado hubo noticias donde la discriminación se hizo presente. Se le negó a chicos trans que se bañaran en piscinas llevando camisetas, las cuales empleaban para ocultar cierta parte de su cuerpo que les resulta incómoda o poco acorde a la imagen que ellos desean tener. Por otro lado sé que muchos chicos tardan años en poder acceder a cirugías –ya sea por el sistema privado que es lo habitual o por el sistema público– provocando que las hormonas y el cambio físico que hay gracias a ellas deteriore el pecho cayéndose, llenándose de vello y estrías. Yo lo viví. Así que la opción de playa o piscina para quitarnos el calor queda descartado, pues las personas cis deciden que somos “monstruos” y el acoso de miradas, las burlas y las risas se multiplican hiriendo más la autoestima y el deseo de socializar de los chicos. Las chicas, por supuesto, al no tener suficiente pecho, caderas o poseer aún vello en exceso también son señaladas y hasta se les niega ir al mismo aseo que sus compañeras cis.

No, no hay que dejarse avasallar. Hay protocolos, pero no se cumplen a veces y se deben denunciar. Pero los jóvenes por miedo, por desconocimiento o simplemente porque no tienen todos los recursos a mano deciden no hacerlo. Incluso algunos familiares y amigos a veces les comentan “Es que no van a hacer nada, así que es una pérdida de tiempo”.

Además solemos venir de familias con recursos limitados. Las personas trans en familias de recursos económicos estables o elevados tienen menos probabilidades de tener dificultades de acceso al ocio, pues pronto se operan y pueden moverse en un ámbito o círculo más protegido. Los que venimos de barrios obreros lo tenemos más complicado y es para nosotros el ocio algo que siempre deseamos y no tenemos.

¡Santo Dios! Recuerdo cuando no estaba operado del torso. Me llevé casi 20 años sin pisar el mar. La última vez que lo vi tenía 11 años. El resto de las veces no era capaz de meterme en el agua y quitarme la camiseta. Mi madre no sabía qué pasaba aunque ella sabía que yo era un niño. Me decía que disfrutara, que sabía que amaba meterme en el agua y saltar olas, pero ya no era divertido. Con 20 años ya fue también el ir siquiera a piscinas de amigos, excursiones y cualquier lugar donde tuviera que ir a un aseo que no me correspondía. Me pasé casi diez años completos sin ocio. Cuando con 30 años logré tener la masectomía y me pude meter en una piscina lloré. Ni que decir cuando fui al mar el año pasado por primera vez siendo de una provincia con costas hermosas donde disfrutar.

No quiero eso para los jóvenes. No quiero eso para nadie. Que mis lágrimas de amargura no las sientan otras personas.

Por eso me pareció muy acertado y adecuado un campamento para jóvenes trans. Un campamento donde pudieran ser libres y conocer a otras personas como ellas, personas que en su misma situación se sentirían felices y afortunados de tener un lugar seguro para correr, conocer la naturaleza, meterse en piscinas, ir a algún evento cultural próximo al campamento, etc… Sin embargo siempre existen gente con el cerebro lleno de basura que se cree con derecho de ver en estas personas jóvenes, algunas menores de edad que quizás a duras penas llegan a los 14 años, monstruos que deben de esconder o exhibir como un circo de variedades. Gentuza que ha hecho arder las redes sociales con insultos, chistes, memes aberrantes y exigiendo a la Junta de Andalucía que no subvencione este evento tan esencial para la comunidad.

Falange, VOX, gente cercana a estas formaciones, etc… han empezado a humillar a los organizadores y también a los participantes. Lo que iba a ser un evento lleno de ilusión para despedir el verano se ha convertido en algo amargo por la rabia que estamos sintiendo.

Aquí os dejo algunos tweet que recopilan sus chistes llenos de basura transfóbica.




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