Hace aproximadamente un año que dejé
atrás definitivamente el corsé (una faja que suele usarse para
dolores de espalda y que yo usaba para eliminar los pechos que
poseía) para sentirme totalmente libre. Hay chicos trans que se
sienten cómodos con sus pechos, pero yo no era incomodidad por el
odio al no ser “lo suficientemente varón” por estos. Mi problema
radicaba que entre la pérdida de peso, la testosterona y otros
problemas derivados de mi físico provocaba que mis pechos fueran
puro pellejo. Estos dos trozos de pellejo colgaban en mi torso hasta
casi la altura del ombligo provocando que tuviese un aspecto
nauseabundo en el espejo. Odiaba mi torso, el mismo torso que quería
engalanar algún día con tatuajes. Ese torso, el mismo que intentaba
definir en el gym, estaba oculto tras más de cinco kilos de piel.
Fue en Septiembre del 2016 cuando me
realicé la cirugía, pero no fue hasta Diciembre de ese año que
pude abandonar en todos los ámbitos de mi vida la faja. La misma
faja que estuvo conmigo desde el 2012 cuando comencé a usarla debido
a la forma que estaban tomando. Los veranos eran terribles. Cuando
veía Mayo aproximarse empezaba a llorar de la frustración. Rogaba
que el verano fuese fresco. Ansiaba que la cirugía viniese pronto
gracias a un premio en la lotería o que algún buen samaritano me
diese el dinero. Soñaba con estar con el torso al aire tumbado en
alguna playa, viendo el cielo azul confundirse con las olas y sentir
la brisa marina.
El calor era lo peor. Creo que era
mucho peor que no poder ir al mar. El calor era insoportable. Me
provocaba heridas el sudor debido al roce, mi pecho se quejaba
continuamente más que en invierno y ni que decir del olor. Olía a
podrido. Tenía que ducharme constantemente y tener un repuesto. Ir
al gimnasio era mortal. Bajar de peso fue terrible con esa cosa en el
torso.
Hoy en día hay chicos que pueden
comprar en Internet modelos distintos, sujetadores compresivo y otros
productos destinados a hombres trans. Sin embargo, no quita el calor
que dan. Incluso hay quienes usan esos modelos bajo el neopreno para
poder darse un chapuzón o dos. ¿Sabéis qué es estar así durante
años? Es muy duro. Intentad vivir una semana de sol que arde, no
calienta sino que arde, con un corsé y ropa que no os defina
demasiado las curvas o el bulto que sigue existiendo “ahí”.
Luego de esa vivencia de horror y esclavitud, la cual sólo tiene
como descanso las noches, me contáis.
Por eso es importante que las cirugías
no tarden años, pues son como siglos que caen como piedras a
nuestras espaldas. Por eso sigo insistiendo que son necesarias para
los chicos que las deseen. Por eso seguiré aquí peleando aunque ya
esté operado. Yo lo he pasado mal, pero no tiene porque ser así
para los que vienen detrás.
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