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Trans que son transfóbicos: De nuevo el puto FTM


La transfobia mata, pero sobre todo la autotransfobia y el negarnos a nosotrxs ser libres e iguales que las personas cisgéneros. Cuando usamos el conocido FTM o MTF estamos negándonos a nosotrxs, así como al colectivo en sí, ser personas biológicamente hombres y mujeres sin necesidad de hablar de “tránsito” porque nunca hemos sido “lo contrario”. Jamás hemos sido “hombres que ahora son mujeres” o viceversa. Ni siquiera las personas no-binarias han sido alguna vez binarias. Es un tremendo error bastante típico, pero cuando se explica no se puede justificar y recurrir nuevamente a ello para provocar violencia al resto.

La transfobia mata. A veces mata de forma silenciosa, en otras con un claro estruendo en minutos de silencio que se ahogan en lágrimas, aplausos y suelta de globos por los caídxs. Este fenómeno es global y se comporta como un fantasma terrorífico que nos acompaña toda nuestra vida. A veces logramos enfrentarnos a él encendiendo la luz con energía, con ímpetu, con ganas de triunfo y ayudando al resto para que al fin aclaren sus ideas. En otras ocasiones, por desgracia, no. Esa luz se apaga de golpe y caemos en un bucle que es difícil salir. ¿Y por qué es difícil? Como personas que se han acercado a mí que son transexuales y repiten el mensaje patologizante que dieron los psiquiatras de antaño, así como todos los “expertólogos”, que nos acusaban de enfermos mentales bajo las siglas FTM y MTF. Nos llamaban transtornados porque decían que teníamos “Disforia de Género” o que simplemente estábamos “Atrapadxs en cuerpos equivocadxs”.

No hay nada más cruel para una persona trans empoderada, o que está intentando salir del bache de la autotransfobia, que otra persona trans sin criterio, sin datos y con cadenas que te imponga que “Las palabras FTM no es transfóbica, pues nosotros hemos nacido biológicamente mujeres”. ¡Anda ya y que te jodan! Es lo único que puedo exclamar cuando leo semejante mensaje. Hay que ser subersivo, hay que golpear “las puertas del cielo” y no llamar al jodido infierno para que nos lleven a sentirnos terriblemente hundidxs. Vosotrxs os comportáis como marionetas y repetís lo que habéis aprendidx. Muchas de estas personas vienen de lugares alejados de España, pero hay últimamente una gran mayoría que viene de UIG (Unidades integrales de género) de lugares como Galicia, Asturias, etc... ¡Con el lema que una vez fue impuesto en Málaga! ¡Horror! Se me abren las carnes al leerlos. Aunque muchas terminan comprendiendo mi enfoque, algunas no y estas terminan incluso siendo profundamente agresivas, soeces y destrozan al resto.

Lo terrible es que en ocasiones antes que provoquen este malestar en mí, o en otras personas trans (binarias o no), les he apoyado porque me han vendido “la pena” del problema que tienen en sus comunidades autónomas, con sus familias, con casos de enfermedades o patologías. ¡Los he apoyado! ¡Les he dado la mano! Y han terminado mordiéndola. De hecho, incluso me han provocado problemas de ansiedad al ser bastante insistentes con ciertos temas de los cuales no deseo tratar, pues no tienen información y no quieren información. Son personas tóxicas a las cuales no hay que apoyar en ningún momento, pero en un principio este servidor lo desconoce.

No diré su nombre, no mencionaré su perfil, y ni ganas tengo de darle publicidad. Sin embargo, que quede constancia que siento un profundo rechazo hacia personas que intentan subyugar a otras a criterios médicos desfasados y provocar en otros un atraso. Ser activista no es para ti si no tienes información y no quieres ser informado, pues no ayudas a otrxs sino que provocas mayor atraso y un gran perjuicio a la comunidad. Toda persona trans es biológica y no un producto creado por hormonas como estás dando a entender. ¡Háztelo mirar, estás igual que Hazte Oír!



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