Aunque esta noticia viene siendo
habitual entre nuestrxs compañerxs, para ser sinceros, jamás me voy
a acostumbrar. Me tiemblan las manos por la impotencia, la voz ayer
apenas me salía mientras farfullaba las líneas en las cuales se
notificaba la desaparición física de una compañera y finalmente he
tenido que digerirlo durante casi 24 horas para poder aportar, sin
rabia y sin violencia, aquello que tanto deseo transmitir.
Link a la noticia: Plataforma Trans lamenta la muerte de Thalía
He dicho que ha desaparecido
físicamente, pero sé que parte de ella estará siempre con aquellxs
que siempre la respetaron. Una joven de diecisiete años ha decidido
poner punto y final a su historia. Igual que otros jóvenes en
nuestro país estaría llena de sueños, pero también cargada de
decepciones y duros golpes hacia su identidad. No hay que
confundirse, señorxs, pues la infancia y juventud de las personas
trans puede ser maravillosa, pero depende mucho del círculo social
en el cual te muevas y de la educación que estas personas posean.
Aún así, también depende de dónde naces y dónde te desarrollas
como persona. Las leyes no son iguales en todo el territorio y sólo
en Andalucía podemos decir que estamos más cubiertos que el resto,
aunque algunas Comunidades Autónomas han emprendido, ya desde hace
algún tiempo, un camino similar. A pesar de todo eso es algo que no
cubre realmente nuestras necesidades y expectativas.
Móstoles, Madrid, era el lugar de
residencia de la menor. Conozco a muchas personas trans en Madrid con
las que comparto opiniones, decepciones, momentos en los cuales te
liberas un poco y hasta ríes. Incluso puedo afirmar que he tenido
acercamientos de amistad con más de una persona trans en esa
Comunidad Autónoma. Ella se llamaba Thalía. Hasta el pasado viernes
era una chica trans más. Una de tantas que tenía que soportar sobre
sus hombros las cisnormas, la transfobia, el cisexismo y todo tipo de
violencia enraizada, así como parte de su propio semillero, de un
machismo galopante que cada vez más se hace visible gracias a La Plataforma Trans (así como todas las asociaciones inscritas en cada punto de España) y Las
Mareas Violetas transincluyentes que piden, a pesar que a veces se
les quiebre la voz, que las leyes cambien. Las personas trans pedimos que se cambie la legislación
para que la democracia llegue a todxs. Mujeres (cis o trans) y
cualquier persona trans estamos en el vagón de cola.
La Plataforma Trans ha querido
respaldar a toda persona que la conociese, ya fuese amigos o
familiares, de la víctima de un asesinato injusto. Sí, ella se
quitó la vida físicamente, ¿pero quién la arrinconó hasta el
precipicio viendo la muerte como la única escapatoria? La sociedad,
las leyes que siguen siendo cómodas para las personas cisgéneros y
los escasos medios que se nos ofrecen para poder ser libres. La Ley
Trans Estatal que ya ha sido inscrita, que se espera como agua de
Mayo, nos daría a la Plataforma Trans, así como a cualquier
asociación que lo necesitase aunque no estuviese inscrita, una serie
de medios legales para poder denunciar con mayor ímpetu cualquier
acto de transfobia (dentro y fuera de las redes sociales, medios de
comunicación y cualquier vía) buscando así una auténtica
democracia y paz anímica para todxs.
Ya he hablado mucho de las bondades de
la ley. Posiblemente la mayoría esté cansado y sienta que estoy
siendo demasiado molesto. Sin embargo cuando pasan asesinatos como
este, violencia hacia el colectivo (ya sea física o verbal) o
simplemente nos vemos en la cola del INEM constantemente (pues es muy
bonito decir que no hay transfobia en el mundo laboral, pero a la
hora de la verdad te encuentras muchos muros) quiero recordarlo.
Es necesario que una ley nos ampare y
sea realmente solidaria, igualitaria y repare el daño a mujeres como
Thalía. No quiero más Thalías, ni más Ekais, ni más Alans...
Quiero más sonrisas, más euforia, más libertad, más respeto, más
dignidad, más educación... Necesito que las nuevas juventudes, esas
que vienen después de mis pasos, sientan que el duro asfalto por el
cual caminé no sea tan duro. Del mismo modo que para mí fue mucho
más blando, casi un camino de rosas, si lo comparo con el el de
clavos oxidados por el cual pasaron activistas trans, la mayoría
mujeres, en los 70's u 80's e incluso en los 90's.
Me gustaría abrir mi blog un día y
decir: La Ley Trans Estatal ha sido aprobada por todos los partidos
políticos, sin excepción, y se va a llevar a cabo una educación
activa en las escuelas, así como en centros de barrio y otras instituciones de ámbito estatal y autonómico, para que
ninguna persona trans vuelva a sufrir acoso, golpes o improperios.
Hoy, día de las madres, quiero
recordar en especial a todas las nuestras. Gracias por traernos al
mundo, por luchar por nosotros para que fuésemos personas decentes y
fuertes, y gracias sobre todo a las que desde el minuto uno, a pesar
de las miradas y críticas de la sociedad, nos apoyaron en el camino
a la libertad. Así como un efusivo abrazo a las madres de Alan,
Ekai, Thalía y tantos otrxs porque debe ser duro saber que la ley
llegará tarde para sus hijxs. Si bien, aquí estamos nosotrxs para
seguir luchando. Lxs que estamos en pie seguiremos haciéndolo por
nosotrxs y por nuestrxs compañerxs caídxs.
Hago un llamamiento a todxs para que
sigan apoyando la Ley Trans Estatal, para que sigan difundiendo que
es necesaria y se den cuenta que somos una marea que puede hundir el
barco de la transfobia. Seremos los clavos que pinchen la rueda a
autobuses del odio, el muro que se alzará contra la violencia contra
nuestrxs hermanxs y la voz que ruja a coro con fiereza para tener
dignidad. Es doloroso que todavía, en el tiempo en el que estamos,
nos veamos soportando tanta amargura, dolor y lágrimas.
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