GAY PATRIARCADO y GAY CENTRISMO
Creo que no hay año que tenga descanso
mi “pequeña mentecita” cuando se enfrenta a los discursos y
mensajes más clásicos -además de bochornosos- de la historia
reciente de la lucha LGTBIQ+. Durante años -o más bien desde que mi
conciencia se activó siendo tan sólo un niño- he visto como se ha
ido integrando y normalizando la homosexualidad, pero a la vez se
echaba a un lado a lo “raro” o “perverso” que podía aparecer
en el colectivo. La homosexualidad masculina, aclaro. La
homosexualidad femenina, es decir, el lesbianismo siempre ha seguido
en un segundo plano y con un discurso y tanto burlesco -y a veces de
odio o rechazo por “asco” o “miedo”- por parte de distintos
sectores de la sociedad.
La primera protesta se inició en
Stonewall cuando una mujer trans racializada -la genuina Marsha P.
Johnson- decidió agarrar un ladrillo y emprender un grito de guerra
acompañada por otras compañeras trans. La otra voz femenina que se
alzó con rabia fue la de Sylvia Rivera y entre ambas intentaron
cambiar el mundo. Doy fue que su semilla aún hoy está germinando,
pues los frutos los han recogido a destiempo otros. Y digo otros pues
son hombres homosexuales que en ocasiones tienen un discurso de odio
demasiado demoledor.
Las mujeres trans también en España
comenzaron manifestaciones y encabezaron agrupaciones LGTBI+ como el
MHAR en mi tierra, Andalucía, y posteriormente en Barcelona con
otras siglas, aunque con las mismas ideas de eliminar las barreras
que aún el gobierno hacía caer con mano de hierro hacia cualquier
persona LGTBIQ+. Tengo datos que cualquiera puede hallar en Internet
o cualquier hemeroteca, pero sobre todo tengo la voz quebrada de
algunas de esas mujeres que se han sentado a mi lado y me han contado
demasiadas injusticias. Una de ellas es Mar Cambrollé, pero hay más.
Son historia viva, historia del borrado trans que ha llevado el
Estado acompañado de asociaciones “LGTBIQ+” dominadas por
hombres cisgéneros gays.
Sé que esto ya lo he contado en otras
ocasiones, que ya hice otro encabezado hace unos días con respecto a
todo esto, pero no dejo de toparme de bruces con la comercialización
y el uso de una bandera que es de todxs. Estoy harto del mensaje
“Amar es amar”, pero una cosa es la sexualidad y otra muy
diferente lo que buscan siglas como la T o la I... ¿Dónde queda
“ser es ser”? ¿Para cuándo? Sobre todo estoy muy harto que
llamen “Orgullo Gay” al Orgullo que es la respuesta al ladrillazo
de Marsha.
También me duele leer en Wikipedia
cuando entras buscando la Bandera de la Diversidad que ponen de
manifiesto el borrado trans y su colaboración con el Orgullo, ¿cómo
lo hacen? Llamando Orgullo gay y lésbico a lo que ocurre cada año.
La redacción está en favor al borrado de las personas trans y de
cualquiera que no cuadre con “lo marica” y “lo bollo”.
La bandera del arcoíris es la bandera
de TODXS. Después cada colectivo tiene la suya propia. Para mí la
bandera que mejor me representa es la bandera trans, pues la otra es
un trapo con el que muchos se han limpiado el culo con los derechos
que nosotras, las personas trans, reivindicamos desde que el mundo es
mundo.
Muchos homosexuales creen que es
indigno ser “afeminado” y ni qué decir de las cosas que dicen
cuando ven en una carroza a Drags, trans y cualquier “esperpento”
-como así llaman- del no-binario. Se ríen como hienas, señalan,
critican, juzgan y desprecian continuamente. No son la mayoría, pero
hacen demasiado ruido y tienen mucho peso en las instituciones.
Me desagrada ver en grupos
supuestamente “LGTBIQ+” negar el hecho que un cartel borre a
mujeres (trans o cis) y cualquier otro tipo de sexualidad que no sea
la homosexual masculina. Si la homosexualidad ha llegado a aceptarse
-o al menos tolerarse- en este maldito país de canallas es porque
han sabido vender el discurso del “macho muy macho” y desoír el
discurso incómodo que otras personas tenemos.
Conozco a homosexuales que ya pasan de
los cincuenta años que son mucho más abiertos de miras que
homosexuales jóvenes. Los jóvenes han “mamado” de la teta del
discurso donde encorsetan en ciertas cisnormas y heteronormatividad a
la homosexualidad. Son jueces y verdugos de sí mismos, sufren en
silencio y no se dan cuenta, pero señalan a otras personas como si
fueran Torquemada. Tal vez las personas de cierta edad, debido a la
presión que vivieron con el Franquismo y al ver como sufrieron
compañerxs, tienen una mayor empatía y saben lo peligroso de un
discurso lleno de fronteras.
Hay mucho machismo entre homosexuales y
es algo intrínseco en el movimiento. Incluso hay mucha
transmisoginia. Del mismo modo que estoy viendo en colectivos
lésbicos mucha misandria y transmisoginia, así como una transfobia
enorme desde las “empoderadas” que dicen querer romper el género
y a la vez juzgan a hombres trans por haber dado el paso hacia las
hormonas, cirugías o ambas cosas.
Se me ha acusado en alguna ocasión de "homofóbico" cuando es ridículo ya que me gustan los hombres. También se me ha colgado la medalla de "cisfóbo" cuando es una incoherencia ya que vivo en una sociedad con personas cis y a ninguna de ellas se las apuñala, veja o maltrata de ningún modo por ser cis.
Esto sólo es una mera introducción a
un link que deseo que lean con detalle y se den de bruces con la
realidad:
Buenas tardes.
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