Desde que tengo conciencia he visto a
mi madre luchando por sus derechos. Mi madre no puede ir a la huelga
este día 8 de Marzo. El motivo principal es porque la mayoría de la
plantilla son mujeres a salvedad de un par de hombres. Ser “una
fregona” es lo que tiene. Las limpiadoras no lo tienen fácil,
sobre todo si trabajan en centros de ancianos o lugares donde la
mayoría -por no decir todos- son mujeres. No sólo está ella
obligada, por no desatender a los pobres ancianos (los cuales ya
bastante tienen con la precarización de sus pensiones) dejando
insalubridad por doquier- sino también el restante personal. Como he
dicho, la mayoría (casi un 95% de la plantilla) son mujeres.
Ser “una fregona” no está bien
considerado, ni se tiene en mente muchas veces cuando se habla de
precaridad. ¿Por qué no? Porque ya de por sí sabemos que es
precario. Lo curioso es que no existe el término “limpiador”
para el hombre que limpia, sino para el producto. Para el hombre
encargado de la limpieza tenemos bedel, pero no existe la bedela en
el lenguaje usual -aunque sí lo admite la RAE desde hace algunos
años- porque ya tenemos limpiadora.
Tal como he dicho conozco a mi madre
trabajando, rompiéndose los huesos y calentándose la cabeza por lo
que podrá poner en la mesa. Ella admite que cuando era pequeña
quería ser limpiadora de salas de cine, igual que mi abuela, porque
no era un trabajo tan duro como el que ahora tiene, porque lo veía
como un juego, porque admiraba a mi abuela y tenía entradas gratis a
ciertos films. Sin embargo no es que tuviesen muchas expectativas las
mujeres de su época. Mi madre tiene ya más de sesenta años, pronto
se jubilará, y me recuerda que el colegio para las niñas era
aprender las cuentas, leer y coser. Los niños tenían más materias
y podían hacer cosas más interesantes.
Con cierta nostalgia, y un poco de
rabia, me ha contado muchas veces que había canciones como las de
“Así planchaba” de los míticos Payasos de la Tele que le decían
a las niñas que debían hacer sus labores, pues el tiempo para
juegos era una traba. Bueno, el de juegos y el de estudios. Una buena
mujer era la que sabía guisar, planchar y cuidar a sus hijos; la
misma que no se entrometía en lo que gastaba su marido y únicamente
sonreía dándole su Coñac Soberano.
Mi madre rompió moldes. Mi madre
decidió dejar de sufrir depresión por los abusos que sufría por
parte de mi padre (todos ellos verbales y que ocasionaron problemas
de depresión terribles durante mucho tiempo) y se divorció. El
divorcio trajo consecuencias. El dinero de mi padre -que ya
despilfarraba casi en su totalidad- ni siquiera llegaba para darme un
plato de puchero y tuvo que volver a salir al trabajo.
Ya en el INEM, después de años sin
trabajar, se enteró que había trabajado años sin cotizar. Intentó
denunciarlo, pero le dijeron que al estar muerto -y a pesar de tener
nóminas como pruebas- se podía “limpiar el culo” con esos
papeles porque eran “papel mojado” y que debió “ser más
lista” e informarse antes. Mi madre la tacharon de “corta de
entendederas” y tuvo que ir a una asistenta social, la cual no miró
siquiera el curriculum que tenía, que fue profesora de guardería y
tampoco los años como niñera privada... ¡Nada! A limpiar. No le
dio la oportunidad -la cual ahora hay afortunadamente- de hacer algún
cursillo pagado para aprender otro oficio. ¿Mujer recién
divorciada? Pues nada, haz algo que sepas hacer: LIMPIAR, COCINAR...
Mi madre limpió casas sin estar
cotizando, como muchas otras, porque el dinero que le daban
trabajando no llegaba para mi ropa -pues estaba en edad de
crecimiento-, ni para mis libros, ni para mis medicinas -porque
siempre he sido enfermizo de pequeño- y ni mucho menos para un
pequeño capricho. Ella no sabe que es ir de vacaciones una semana a
algún lugar, sino que ha podido ver la playa en contadas ocasiones
algunos veranos.
Cuando cumplí siete años aprendí a
cocinar para ayudar a mi abuela. Con cinco años ya limpiaba las
habas, pelaba patatas con cuidado y lavaba la verdura o fregaba. Con
siete ya cocinaba como todo un profesional -pues tenía mi delantal-
y no fue mi abuela quien me enseñó. Mi abuelo decidió que debía
aprender para quitarle problemas a mi madre. Ambos nos metíamos en
la cocina y aprendíamos mutuamente. También aprendí algunos guisos
de mi abuela, aunque digamos que yo terminé mejorándolos con otras
especies y cambios de receta.
Recuerdo una navidad, unos hermosos
Reyes Magos, en los que me trajeron cubo, fregona y útiles de
juguete para cocinar, fregar y planchar. Los pedí yo mismo para
jugar con las niñas y niños de la barriada. Todos teníamos el
gusto de jugar a las cocinitas y a las reuniones de “sociedad”.
Incluso jugábamos a ser vaqueros en el Antiguo Oeste y decidíamos
los roles. Yo he hecho de padre y he guisado, he cambiado pañales y
he aprendido a ser un padre modelo. Del mismo modo que he sido el
mejor barman del mundo. Sin embargo, recuerdo que muchas de mis
amigas se peleaban por el cubo y la fregona. Ellas querían ser como
“sus mamás” y eso se me quedó clavado hasta el día de hoy.
Enseñamos a las niñas todavía a ser
“mujeres”, pero ser mujer es más que ser “una fregona”. Mi
madre me ha demostrado últimamente lo que es ser mujer con agallas.
Se ha peleado con el comité de empresas muchas veces por una mejor
condición en su puesto de trabajo y algunos -las parejas de sus
compañeros- la llaman “La roja” o “Rojilla”. ¿Aún llamamos
rojos a los que buscan sus derechos? Mejora salarial, mejora
ergonómica en los cubos de limpieza o mejores productos que no
provoquen problemas en la salud de quien los emplea... ¿Eso es de
rojos? Pues mi madre es Caperucita Roja, señores.
Me gustaría ir a la manifestación a
la cual se está sumando toda ATA y desde aquí, desde la Delegación
de ATA en Cádiz, pido -y casi ruego de rodillas- que vayan. No
importa de qué pueblo sean, vayan. Vayan y demuestren que están
empoderadas y a lxs demás (hombres y personas no-binarias) id.
Tenéis que visibilizar que el machismo nos golpea a todxs y que hay
que dar dignidad a todxs. Las mujeres están avanzando y nosotrxs
tenemos que avanzar con ellas en igualdad y solidaridad.
Y bueno, he dicho “me gustaría”.
Adivinad que voy a hacer todo el día 8 de Marzo: cocinar, limpiar,
planchar... Hago la mayoría de las tareas domésticas, pero ese día
haré todas. Mi madre trabaja, mi madre no puede más. Tiene la
espalda destrozada con múltiples hernias de disco, una vértebra
rota, caderas descalcificadas, problemas musculares, tensión y
azúcar emocional... Mi madre no se jubila porque ha cotizado una
mierda. Su cotización es baja a pesar de todo lo que ha trabajado
por el porcentaje es una basura. Mi madre ya podría prejubilarse,
pero le dejan unos 600 euros que no da para comer ni una persona.
Ella no sólo está destrozada por el patriarcado a nivel de
oportunidades, sino que además le joden el futuro con la pensión.
Para colmo Rajoy dicen que las pensiones son maravillosas, pero luego
vemos como están las mujeres en sus pensiones -inclusive las de
viudez- que no cubren gastos.
Animo a que salgan las jóvenes de hoy,
esas que están sobrecualificadas y no encuentran trabajo. Esas
hermosas mujeres por su cerebro, por su alma, por sus agallas... esas
que tienen fiereza. Por favor, llueva o no, id. ¡ID! Es una
obligación para toda mujer asistir.
AQUÍ LA ENTREVISTA A LA PRESIDENTA DE
ATA Y PLATAFORMA TRANS: AUDIO
Las mujeres transexuales tienen más
necesidad que nadie de manifestarse porque las destruye el CIStema en
las entrevistas (como vimos hace poco con El Corte Inglés) y de cara
a cualquier choque con la realidad de esta sociedad machista y
patriarcal.
A las mujeres trans siempre están mirándolas con lupa para que encaje en sus clichés y cuando lo hacen son tachadas de burdas caricaturas de las mujeres reales. Incluso se les dice que no son biológicas, ¿qué son entonces? ¿Robot? Las mujeres trans son mujeres biológicas y tienen problemas que se silencian, que se borran y se ocultan como los transfeminicidios, los asesinatos sociales -llamados suicidios- y las depresiones galopantes que muchas arrastran porque las CISnormas les dicen que nunca serán lo que ellas ya son por derecho.
Tengo muchas compañeras en la cola del INEM (igual que muchos compañeros trans masculinos y compañeres no-binarios, aunque ellas están en peores circunstancias porque me consta y lo vivo con ellas) que no tienen oportunidad alguna porque su DNI no está en regla y cuando van a las entrevistas todo cambia.
El feminismo tiene que apoyar a las personas trans, así que si veis en una manifestación a una TERF... ¡Echadla a ella! Hay que tener solidaridad entre mujeres ¿no es así? Pues que empiecen a comprender de una maldita vez que las mujeres trans son mujeres y que no están ahí para aviolentarlas.
AQUÍ LAS MANIFESTACIONES DE LA
PROVINCIA DE CÁDIZ:
EL FEMINISMO BÁSICAMENTE ES TRATAR A
LAS MUJERES COMO PERSONAS, CON DIGNIDAD Y RESPETO. HAY QUE GARANTIZAR
EL PRESENTE Y EL FUTURO PARA TODAS LAS MUJERES (CIS Y TRANS) ASÍ
COMO LUCHAR POR ROMPER TODAS LAS MALDITAS BARRERAS QUE PUEDAN HABER.
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