Ir al contenido principal

Genitalocentrismo: Feminismo coñil y Falocentrismo homosexual


Siempre he pensado que esta sociedad es genitalocentrista a muerte. Son como los forofos de un equipo de fútbol. Se centran en vitorear lo que otros dicen, aplaudir y consensuar en plan manada. Tal vez suene grotesco, pero es cierto. Aceptamos un lenguaje impuesto lleno de matices machistas, transfóbicos, cargados de opresión y vulgar hasta decir basta. Podría hablar muy bien de ciertos insultos heteropatriarcales y transfóbicos -como misóginos-, pero me voy a centrar tan sólo en los genitales porque quiero que sea introducción de otro tema más doloroso -al menos para mi persona- y es el falocentrismo.

En el sur es típico que te saluden con un “Picha/Chocho”, lo cual no es hiriente a salvedad que seas trans y las cisnormas te impongan ciertos criterios. Cuando eres pequeño no quieres ser “chocho”, sino “picha” y cuando haces algo bien no quieres que te digan “Olé tu coño”, sino “olé tu polla”. Sin embargo, no es esto a lo que me refiero. Me refiero a que cuando piensan en una persona trans piensan en sus genitales y comienzan a cosificarnos como penes y vulvas andantes.

Me he percatado que cuando estoy vestido, sin que mis cicatrices queden a la vista, nadie duda que tenga o no un trozo de carne colgando. Para información de todxs soy de esos transexuales masculinos que no requieren de un “bulto” en sus pantalones para sentirse completo. Yo estoy completo. Mi madre me parió a la perfección. No tengo nada que me sobre ni nada que me falte. Entre mis piernas hay una vulva, algo más desarrollado su clítoris debido a las hormonas, pero hasta ahí. Eso no me hace una mujer, me hace un hombre que no se deja guiar por normas estúpidas que te imponen desde fuera. La curiosidad de la infancia pasó a frustración, ira, decepción y finalmente me he aceptado. Ahora me da vergüenza el chico de doce años frustrado porque no podía orinar de pie o el adolescente que ansiaba saber que era una masturbación masculina satisfactoria. Adiós tabúes, adiós tapujos y adiós normas estúpidas que sólo me condicionaban a ser feliz. Sin embargo, tal como decía cuando estoy vestido nadie imagina que tengo o no tengo, así que simplemente me llaman “Picha/Churra”. Sin embargo, en cuanto saben que soy transexual -y ellos son cisgéneros, por supuesto- ese apelativo a veces cambia a “Chocho” y pronombres incorrectos. La excusa es evidente: “Se me olvidó”.

A mí no se me olvida como se llaman las personas, el pronombre que uso con ellas, etc... A mí no, ¿por qué a ellxs sí? Es fácil. Ya me han cosificado o más bien me han puesto un código parecido a la etiqueta de un plátano de canarias. He dejado de ser una polla andante para ser un coño andante. Además, la curiosidad puede tener tintes transfóbicos y crueles. Hay personas que preguntan porque desean saber cómo tratarnos, así como saber el proceso de alguna operación quirúrgica o procedimiento porque quieran saberlo de primera mano; pero hay personas que lo hacen por puro morbo y lo notas en su mirada.

Tal vez porque nuestro lenguaje es tan genitalista y favorable sobre todo al miembro masculino -aunque hay ocasiones que el genital femenino sale favorecido- que muchas mujeres cisgénero decidieron empoderarse usando el “Coño/Vulva/Chumino/Vagina/etc” olvidando que hay mujeres con pene. Hay mujeres con pene orgullosas de su pene, que dan incluso uso a este y no tiene nada de malo. El pene puede ser femenino siempre y cuando esté entre las piernas de una mujer, pues la mujer no son tetas, ovarios, coño y uñas postizas. Lamento mucho decirles a todas las feministas TERF que una mujer va más allá de su revolución de empoderamiento coñil.

Las mujeres cisgéneros deberían dejar de empoderarse por el coño y los hombres cisgéneros de guiarse por el pene, su funcionalidad y sus formas para hablar de sí mismos, de otros hombres o hacer burla en corrillo en vestuarios. Somos más que un genital. Los genitales no aman, no abrazan, no besan, no consuelan... -bueno, el sexo puede ser un consuelo, pero no lo recomiendo- y, sobre todo, no piensan. Aunque visto lo visto eso de “no piensan” podríamos decir que algunos piensan con su genital a la hora de buscar pareja y me explico...

Aquí es donde viene la segunda parte: el falocentrismo.

Soy un hombre transexual y he tenido que escuchar toda mi vida que mi máxima es tener un pene. Joder, yo que pensaba que mi máxima era tener salud, bienestar social, apoyo de mi familia, amigos que me duren y estén ahí, trabajo y un nivel cultural elevado. Ahora me entero yo que mi máxima preocupación es tener un trozo de carne que me cuelgue y que me sirva para orinar y darme placer, lo cual ya consigo con mi genial actual. ¿Para qué quiero diez centímetros más de los que ya tengo? ¿Para qué? ¿Para rellenar un pantalón y agarrarlo, escupir en el suelo y hacerme el chulo declarando a todxs que soy un macho más en la manada? Discrepo.

Pensar así de un hombre transexual es tóxico, transfóbico y problemático. El problema viene cuando un chico trans asume que ese es el ideal porque todxs se lo han inculcado. Las CISnormas te están diciendo que tienes que tener un pene (aunque sea de plástico o un calcetín enrollado) PARA SER UN HOMBRE.

Mira, no. Yo no necesito un calcetín. Quien lo necesite allá él. Yo necesito simplemente ropa limpia dos veces al día y de mi talla. Gracias. (A veces incluso tres)

Ahora pónganse en mi piel. Los hombres que son transexuales y heteros no tienen tantos inconvenientes para encontrar pareja. Al parecer las mujeres -lejos de las TERF- aceptan mejor a los hombres trans y comprenden que en muchas cosas -como el machismo- podemos ser grandes aliados si tenemos una mente abierta y revolucionaria. Aunque tenemos que tener cuidado porque algunas nos tratan como fetiches. Por lo tanto, para ellos todo bien ¿y para mí? Para hombres trans homosexuales (o bisexuales o pansexuales) viene un problema terrible con los homosexuales cisgéneros y bisexuales cisgéneros.

El problema es su falo, aunque más bien es el nuestro... Nuestro falo, o más bien el no tenerlo.

Muchos homosexuales -sobre todo los absolutamente pasivos- se niegan a tener parejas homosexuales trans porque carecen de pene. Claro, es que sin pene... ¡Uno no sabe hacer un oral y tampoco puede penetrar! ¡Joder! ¡Es que no se puede! ¡Cómo me va a dar placer un tío que no tiene un miembro de 20 cm y grosor de 7 como mínimo! -léase con tonito de sarcasmo, por favor- Por supuesto, cuando le dices que son CISnormas y transfobia empiezan a balbucear que es que ellos aman a hombres muy hombres. ¿Y qué es ser un hombre muy hombre? ¿Un gilipollas o un intento de troglodita como tú? ¿Alguien que tiene miedo a enamorarse de algo que no tenga una polla por cabeza? Pues mira, si eso es ser muy hombre prefiero ser un hombre muy mujer, pues al menos cada pelo de mi pectoral no cantará “Macho, macho, macho... soy un macho... unga, unga...” al más puro hombre de las cavernas.

Así que mi gran problema para tener pareja se basa en que la mayoría piensa que necesito un pene. Aunque también está el que crean que soy pasivo. Disculpen, pero no soy pasivo. Soy activo y no es porque el otro lado de la cama no lo haya probado, es que no me gusta. Soy dominante dentro de la cama, aunque fuera intento ser ecuánime y muchas veces cedo ante los caprichos de mis parejas. Cada quien elige dónde y cómo hacerlo, también con quien. No soy fetiche de nadie, no soy una polla andante y tampoco soy un ser mutilado o incompleto.

También aclaro que me encanta usar expresiones como: “Me tienes hasta el coño”, “No tengo el chichi para farolillos”, “Olé mi coño”... Aunque puedo usar otras con el miembro masculino, de forma indiferente. No soy un genital, no me considero uno y las expresiones favorables (e incluso a veces las desfavorables como “Me tienes hasta el coño” o “Y una polla”) las uso sin importarme nada. Me da igual que me miren extraño, también que ahora mismo más de uno crea que soy extraño. Lo extraño señorxs es parte de la diversidad, pues es su germen y por lo tanto todos lo somos un poco, aunque sea una minúscula parte. 

Supongo que nunca tendré pareja estable, pues incluso los chicos trans con los que he estado han sido de lo más cisnormativo -a algunos les quité los miedos, pero no todos y eso pasó factura- y mis 14 de Febrero los iré pasando con Soledad -mi gata- y cualquier otro felino que quiera acompañarme. Mejor para mí, ¿cierto? Me ahorro el dinero en flores que no van a agradecer, poemas que no van a apreciar, comida que van a poner pegas y libros que no piensan leer. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Daniel era Carla

Toda persona tiene en su genética un gen llamado “ el gen de la maruja ”. Al menos, así lo afirmo y así me lo demuestran los años, las personas de mi entorno y el resto de la sociedad. He podido comprobar como los bulos se hacen cada vez mayores y todos los años hay uno o dos bastante sonados. El primero que recuerdo, a pesar de ser tan sólo un niño de unos ocho o nueve años, fue el del programa “Sorpresa, Sorpresa” y era sobre un perro que hacía un oral a una joven que iba a ser sorprendida por el famoso cantante Ricky Martin, el cual aún ni había salido literalmente del armario. Otro que recuerdo con bastante exactitud fue cuando dieron por muerta a Carmen Sevilla, la cual está aquejada de una horrible enfermedad que está borrando su memoria, o cuando se afirmaban ciertos hechos políticos Podemos vinculándolos con Venezuela. Todo esto lo he visto día tras día, mes tras mes y he crecido con ello. Personalmente soy muy crítico. Siempre he considerado que necesito varias f...

“Cisfobia” el contraargumento de la transfobia.

Ocasionalmente, por no decir que es algo continuado y prolongado en el tiempo, tengo algún que otro enfrentamiento en redes sociales. Creo que todo comenzó desde que me hice mi primera cuenta online en Hotmail. Desde que tengo correo electrónico y un perfil en una red social, desde foros pasando por Blogger u otros medios como Facebook o Twitter, me estoy topando con personas que son contrarias a mis ideas. No me importa dialogar y dar argumentos a tus “batallitas” de personas cisgéneros que “intentan” dilapidar mi camino y poner trabas a mi libertad tanto de emanciparme de su discurso como de desvincularme de cualquier otro, pues como persona individual, con una serie de años y vivencias a mis espaldas, tengo mi propio discurso debido a mis propias experiencias que pueden ser similares, pero jamás iguales, a mis compañeros. Es posible que me aplasten los mismos problemas, pero los encajo de forma distinta y es porque he logrado tener información veraz y de primera mano, luchado ...

TRANS posible palabra del año.

“Trans” es más que una palabra, es un símbolo de lucha, guerra contra el CIStema, empoderamiento, verdad, honor, orgullo, determinación, honradez, valentía y, sobre todo, de dolor. Dolor porque el CIStema sigue apretando las tuercas al cerebro que determina nuestro verdadero sexo biológico. Eso de “sexo sentido” ya me parece insuficiente. Biológicamente somos hombres y mujeres, no es algo que tú simplemente sientas. Muchos tratan de usar nuestros genitales llamándolos “masculinos” o “femeninos” provocando cierta controversia, dolor, pérdida de identidad y refuerzo de su poder contra nosotros. Pero hay muchos ahí fuera, porque somos más de los que realmente dicen las estadísticas, que clamamos no ser sexualizados ni señalados CIStemáticamente por el órgano por el cual nos reproducimos, tenemos relaciones sexuales o simplemente damos rienda suelta a nuestras necesidades biológicas más primarias. Un pene o una vulva no son símbolo de un sexo, ni un género y ni mucho menos debería...