Desde que nacemos las personas trans
estamos adoctrinados por las normas sociales, las cuales son
perfectas para personas cisgéneros e imposibles de seguir para el
colectivo. Los sentimientos que surgen a través de las imposiciones,
generalmente genitocentristas y de roles de género marcados por la
subjetividad machista y sexista, provocan que nos sintamos vacíos o
carentes de algo que realmente ya poseemos. Ninguna persona trans
tiene un defecto en su cuerpo, pero nos hacen creer que es así. Del
mismo modo que nos influyen con mentiras sobre una biología caduca y
descatalogada ya por expertos, pero que siguen siendo parte de la
columna vertebral de cualquier centro educativo.
Cuando los padres actuales, aunque no
todos, deciden que como papá o mamá en una sociedad diversa, que
busca la igualdad y la libertad de roles, así como destruir el
machismo desde su raíz, logran que su semilla, que es la semilla del
cambio en sus hijos e hijas, de un árbol fuerte y lleno de frutos
más dulces, maduros y vitales.
No obstante, siempre hay gentuza que
llama a lo anterior, a lo que los nuevos padres y madres, así como
los educadores y el resto de sociedad desea, como “Ideología
LGTBI” para “convertir” a sus hijos en “invertidos” o
“monstruos de feria”.
Como cada año el Partido Popular
intenta ganar votos de entre sus palmeros. Debido a que últimamente
les ha ido muy mal debido a la corrupción, la cual ya está
salpicando y bien a su “Espe” y puede que a raíz de eso estén
agitando tanto las aguas, así como otras medidas poco apropiadas,
sobre todo en Cataluña, han decidido por enésima vez cargar contra
cualquier “rareza” que se desee hacer para liberar imposiciones.
Ellos, que son tan liberales en lo económico y tan poco en lo
político y social, han decidido de nuevo atacar duramente a los
ayuntamientos llamados “Ayuntamientos del cambio”. De nuevo su
diana ha sido Manuela Carmena y esta vez no ha sido la cabalgata
principal de Madrid, sino la del barrio de Vallecas donde se ha
decidido sacar una con la misma ilusión, magia y sueños que todas
poseen incorporando tres personificaciones femeninas. Una de estas
personificaciones es una drag queen. Si bien, que se entere todo dios
de una maravillosa vez, no va a ir vestida de drag sino con un
disfraz apropiado. ¡Pero es una drag! ¡Agarren las antorchas!
¡Persigamos al “monstruo” hasta el castillo de la “bruja”
Carmena! ¡No te lo perdonaré jamás Manuela Carmena! ¡No te lo
perdonaré jamás!
Por supuesto, los palmeros no han
tardado en aliarse y mostrarse dignos. ¿Y quienes son los palmeros?
Hazte Oír. ¡Pues claro! ¡Para eso se llevan dinero “pa la saca”
como entidad de utlidad pública! ¿Y qué utilidad tiene esta
congregación de meapilas fascistas? La de cargar públicamente
contra trans y travestis, así como gays, lesbianas y todo el
conglomerado LGTBI. Estos energúmeros llegan a decir que nosotros
queremos imponer normas cuando queremos destruirlas. Queremos que
cada quien sea como desee y no haya cadenas. ¿Por qué tanto miedo?
Porque es miedo lo que veo en ellos. Tienen miedo a descubrir, a
explorar, a saber, a sentir... No me dan rabia, me causan una lástima
inmensa porque muchos de ellos, al estar tanto tiempo en el armario,
están apolillados y prácticamente putrefactos. ¡Pobres almas, pues
muertas están!
PD: Yo de pequeño vi un Mortadelo y un Filemón, así como un Don Pipón, y nunca me he sentido confundido. Eso sí, me resultaba algo conflictivo ver a un blanco pintado de negro...
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