Hace 21 años, tal día como hoy, nació
una mujer que tendría que remangarse las mangas y luchar con
tenacidad ante muchas barreras. La primera era ella misma. Afrontar
quien eres sin imposiciones externas, sin miedos y sin frustraciones
es imposible. A pesar que muchos no vieron con buenos ojos su lucha,
su deseo de encontrarse con ella misma frente al espejo y lucir al
fin una sonrisa, otros tantos nos hemos sumado a lo largo de los
años, meses y semanas para conocerla y felicitarla por su lucha
incansable.
Conocí a esta joven hace meses y poco
después saltaba la noticia de su denuncia a las UIG de su provincia.
Le habían causado tal estrés, miedo, impotencia y ansiedad que
lograron daños en su psique. Ella decidió denunciarlos, pues no iba
a detenerse. Habían negado sus hormonas, negado su identidad, negado
su verdad... Sin embargo, seguía teniendo voz y fuerza para luchar
por lo que ella deseaba y era empoderarse, ser libre al fin de un
atajo de criminales y superarse.
Hace tan sólo unas horas hablaba de su
otra guerra abierta. Esta vez es una guerra contra una jueza que le
ha negado, con un puñado de mentiras que niegan las pruebas escritas
que ella ha adjuntado, el nombre por el cual todxs la conocemos.
Claudia es una mujer fuerte que ha
vivido demasiado a pesar de su corta edad. Es un ejemplo de lucha.
Aunque todavía le queda mucho por aprender, comprender y librarse
porque nadie nace sabiendo ni comprendiendo, porque la vida es un
largo camino de lucha y esfuerzo, podemos decir que ha vivido más
que muchas personas de cuarenta o cincuenta años cisgéneros,
heteronormativos y llenos de prejuicios. Ella va limpiando la
tristeza de su vida sintiéndose respaldada, pues las personas trans
debemos apoyar siempre a nuestrxs iguales.
Felicidades, Claudia.
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