Desde temprana edad se nos dice que
debemos ser nosotros quienes pidamos o alcemos la voz para decir lo
que nos afecta, requerimos o creemos que nos corresponde. Del mismo
modo que hay que ser agradecido, escuchar a los demás, ser solidario
o simplemente tener predisposición a comprender o aprender algo
nuevo que nos ayude a evolucionar como ser humano. Creo que es algo
básico que nos inculcan los padres, familiares cercanos, escuela e
incluso grupos de amigos. Cuando nos afecta algo siempre nos
preguntan a nosotros, primero por educación y segundo porque sólo
nosotros podemos aclarar las circunstancias de un enojo, decepción,
mueca de tristeza o júbilo. Sólo nosotros, no otros.
Empezando por este punto fundamental
extenderé la práctica a otras circunstancias más comunes. Jamás
he visto a un homosexual hablar de como se sentirá una persona
heterosexual, ¿cierto? Un homosexual, hombre o mujer, desconoce por
completo el mundo heterosexual y aún así estos se ven involucrados
en las creencias de los heterosexuales. ¡Cuán indignados se ponen
cuando una persona heterosexual intenta aclarar como hace o deshace
la vida una persona homosexual! ¡Y ni qué decir tiene de sus
manifestaciones sociopolíticas o culturales! ¡Se arma una guerra
donde cualquier trinchera no es válida! Entonces, ¿por qué se
empeñan muchos homosexuales cisgéneros en catalogar lo que
requiere, afecta o preocupa a una persona transexual quitando su voz
y anulándola por completo? ¿Qué capacidad posee?
Jamás he visto a un hombre homosexual
hablar de la menstruación femenina como si la viviese en sus propias
carnes, ¿correcto? Tampoco los he visto decir lo difícil que es
cargar con unas mamas abundantes o lo complicado que es encontrar una
talla correcta de camiseta sin que se note el busto. ¿Verdad que no?
Muchas feministas se alzarían con hoces y martillos contra el hombre
cisgénero homosexual por decirles como es su vivir como mujer
cisgénero, sea cual sea su sexualidad, porque son cosas de mujeres y
no cosas de hombres. ¡Patriarcado no gracias, debes dejarlos atrás!
Nunca he visto a una mujer cisgénero
homosexual, es decir una lesbiana, aclarar lo incómodo que es
acomodar un pene en una pequeña lencería, ¿cierto? Ni explicarle a
otros, a salvedad que tenga un pie terriblemente enorme, lo complejo
que es encontrar unos zapatos de tacón de su talla. Muchas chicas
adolescentes trans tienen una estatura formidable y es jodido para
ellas, que muchísimas veces desean un zapato de tacón porque les
gusta o necesitan para un evento porque así lo creen ellas,
encontrar uno de su talla. También veo esas quejas por parte de
mujeres trans de todas las edades, pero ocasionalmente veo más
frustración en las jóvenes. Tal vez porque las más adultas ya han
encontrado su zapatería o tienda de zapatos que les suministra,
quizá porque ya se resignaron o puede que esa etapa de ansiar
tacones se pasara porque la espalda las mataba. No las he visto,
¿verdad? ¿Alguien las ha visto? ¿Entonces con qué calidad se cree
una mujer cisgénero para hablar por una mujer trans?
No somos monos de feria ni de
exposición para que nos coloquen al lado y hagan que nos comprenden,
sienten por nosotros y aclaran a los demás las dudas sin dejarnos
abrir la boca. Esa etapa ha pasado. Me importa un coño si eres
además de homosexual periodista, pues no tienes derecho a decir cómo
se siente una persona transexual a no ser que lo entrevistes y le
dejes hablar a él o a ella. ¡No tienes derecho! Lo que haces se
llama intruCISmo y es parte análoga de la Transfobia. Además
burlarte de alguien que ha decido empoderarse y tomar participación
activa para afrontar la transfobia, cisnormas, cisexismo,
autotransfobia del colectivo y demás ámbitos en los cuales somos
avasallados, anulados e incluso arrojados al cubo de la basura es una
falta fragante de principios, clase, honor y todo lo que
supuestamente enseña la vida, la educación en la familia y, por
supuesto, tu propia profesión.
Daniel Ardid Luna es “licenciado en
periodismo” que no es lo mismo que ser una persona aceptable en un
programa de televisión, radio o prensa escrita. Una persona que se
mete en el perfil de un activista trans para menospreciarlo y negar
que existe un borrado del activismo trans, de las personas trans e
inclusive que el franquismo hizo pasar a mujeres trans por
homosexuales es una falta de respeto, integridad, moral, capacidad de
autocrítica, pocos conocimientos históricos, deseos de anular al
resto, ego desmedido y pocas miras. ¿Acaso creías que me iba a
quedar de brazos cruzados ante un ataque un viernes, casi sábado,
por la noche? ¿Acaso no tenías nada mejor que hacer con tu vida
cisgénero que meterte en los contactos de otras personas para
agredir a transexuales y ningunearlos? ¿Acaso crees que no tengo
derecho de mostrar al mundo entero cómo eres y cómo te expresas?
Lamento decirte que una persona transexual es la única que puede
decir cómo se siente, las humillaciones que ha vivido y cómo las ha
vivido, así como el menosprecio de gentuza como tú que se oculta en
Internet creyéndose seguro porque no hay una Ley Trans Estatal que
te cierre la boca para que dejes hablar a los auténticos
protagonistas. Un periodista narra la noticia, pero deja siempre que
sea el protagonista quién explique los hechos. Un periodista de
verdad, no un inculto a lo Sálvame Delux. Lamento decirte que tal
vez de tertuliano de programas de poca monta que no dejan hablar a
los invitados estás muy preparado, pero no para estar intentando
ocupar el puesto de un activista trans. Tú por mí no hablas. Tú por mí
no luchas. Tú por mí no haces nada. Si yo consigo algo como
transexual, como activista, será por mi trabajo duro junto a mis
compañeras las restantes personas trans. No por ti, no por ninguna
LGTBI que tienen de adorno las identidades porque sólo saben luchar
por las sexualidad cobrando subvenciones por una T que no les
importa... ¡A salvedad de alguna que se libra de la quema! Pues la
mayoría les viene grande la T y la I de sus siglas, así como la Q
de los no-binarios.
No, querido... ¡Sobre las personas
trans no vas a pasar! ¡Vas a respetarnos! Tenemos derecho y
obligación a expresarnos sin necesidad de gente mezquina que nos
utiliza para ganar fama o espacios en el mundo del periodismo. Lo
siento, tú no eres periodista... eres “Periolisto”.



Comentarios
Publicar un comentario
Deja tu respetuoso comentario, duda o sugerencia.