Narnia existe. Puede que parezca una
broma o simplemente la afirmación de un loco, pero no lo es. Me
gustaría decir que es una broma barata en una entrada más. Sí, me
gustaría. Sin embargo, es imposible por mi parte decir que Narnia no
existe cuando veo ciudadanos continuamente asomarse desde el armario.
Como muchos habrán comprendido utilizo la metáfora de Narnia para
la vida tras las puertas de un armario simbólico del cual hemos
salido muchos a patadas, pero otros se aferran a los distintos
pasadizos que dan a la auténtica liberación.
En estos últimos días hemos visto a
personas cisgéneros gritar desde redes sociales el asco, la
vergüenza y el odio que cargan hacia personas no binarias y
transexuales. Lo ocurrido con la cabalgata de Vallecas tiene
profundas raíces machistas, cisexistas, transfóbicas y
plumofóbicas. Muchos asegurarían que únicamente se da desde fuera
de la llamada “Comunidad LGTBIQ”, pero se equivocan. El enemigo
es más poderoso dentro del colectivo que fuera, pues hace más daño
la desunión desde parte de la G cisgénero, la cual ostenta
demasiados privilegios, hacia el resto.
Desde hace un buen tiempo, digamos
desde los años setenta, los hombres cisgéneros homosexuales han
conseguido grandes beneficios a través de la lucha de mujeres y hombres trans,
mujeres -cis o trans- lesbianas y oprimidos bisexuales así como
no-binarios. De las anteriores partes de la LGTBI sobre todo han
tomado parte de la T, tanto hombres trans como mujeres trans, dejando
que estos fueran el pelotón de fusilamiento más visibles en las
manifestaciones, cobrando subvenciones por tener la T en sus siglas y
apoderándose de su voz para alzarse por encima.
Si los homosexuales han conseguido
casarse, tener adopciones y una inclusión más que favorable en la
sociedad es porque mujeres trans aguantaron golpes tanto en Nueva
York como en otras partes del mundo. En España fue en Cataluña
cuando los grises apalearon a estas que se quedaron soportando las
pancartas, coreando lemas y luchando hasta el final mientras ellos
salían corriendo a refugiarse. Las cárceles españolas están
llenas de almas de mujeres trans asesinadas durante el franquismo y
que se vendieron como caídos homosexuales. El borrado del Lobby Gay
hacia las personas trans ha sido brutal y estos días se ha mostrado
el odio visceral que tienen hacia estas.
No todos los homosexuales hombres
cisgéneros son así, del mismo modo que muchas mujeres cisgéneros
lesbianas son tóxicas y cruentas contra personas trans, sobre todo
contra hombres trans, pero hay ejemplos terribles estos días debido
a lo ocurrido con la carroza de Vallecas.
Muchos han catalogado este odio
visceral como “Plumofobia” y "Homofobia", pero no es pluma lo que muestra una
Drag Queen sino es un género no-binario y en algunos casos es
transexualidad. Por lo tanto, lo que ha ocurrido es algo más que la
patética plumofobia, sino que es transfobia. Hay que hablar con
propiedad.
Así mismo lo que también hacen es
machismo al intentar que una persona no-binaria o trans se adecue a
una forma de ser, vestir, pensar... Incluyendo que cuando creyeron
que irían de reinas pensaron que estaba mal, que iba en contra de la
idea original que todos tenemos, pero es que en la Biblia no se
asegura para nada que esas personas mágicas, venidas de distintas
partes del mundo y que seguían una estrella, fuesen todos hombres u
hombres. Del mismo modo que se desconoce el verdadero género y sexo
de Dios, siendo por muchos expertos teólogos una probabilidad alta
que no posea ni género ni sexo o posea ambos porque tanto el hombre
como la mujer están hechos a su imagen y semejanza.
La plumofobia es un miedo visceral
hacia las normas impuestas de cómo se tiene que comportar un
homosexual. Muchos pensarán que en parte es algo liberador, pero no
lo es. No lo es porque impone otra norma a cualquier persona
homosexual, pues tienen que ser “masculinos” hasta para tirarse
una flatulencia.
En las últimas horas me han agredido
varias personas cisgéneros por apoyar la carroza, algunas de estas
son hombres homosexuales que me han asegurado que ellos “Están
fuera del armario y aún así no ven bien el numerito que haría una
Drag en una carroza”. Mi respuesta es que deben salir del armario,
pues no sólo hay uno sino muchos y que todavía son ciudadanos de
Narnia. Así que sí, Narnia existe. Narnia es el lugar donde las
personas fóbicas se acumulan tras una enorme puerta porque temen
atravesarla y ser como aquellos que intentan destruir.
Por último sólo queda decir que
espero y deseo nuevas noticias sobre las denuncias que se llevarán a
cabo el lunes. Todos aquellos que se creían libres de pedir que
ardieran o meterles un tiro, incluso intentaban humillar a sus
familias, tengan consecuencias legales altas para que se constate que
no sale barato agredir tras un perfil... Ser cobarde no debe salir
gratis.
Y con esto, y un trozo de roscón de
reyes, me despido de todos los narnianos que seguro que me están
leyendo deseando, como me han deseado algunos, que me ahogue o me
golpeen.

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