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Cassandra Vera: Chivo expiatorio

Una de las personas que comete delito de acoso y vejaciones en Internet hacia Cassandra, en uno de tantos foros, y que la justicia parece no ver tan mal como un simple chiste en Twitter. Doble rasero.

Siempre hay casos mediáticos que suelen llamar poderosamente la atención del público en general, pero sobre todo de ciertos colectivos porque nos afecta. España está viviendo la peor etapa de su historia en cuanto a libertades y derechos. Muy a pesar de los intentos de los activistas en distintas materias, desde la educación hasta personal sanitario, estamos viendo reducidos nuestros derechos, nuestros privilegios como ciudadanos y abocándonos a todos a una mordaza propia de sistemas poco democráticos.

Como viene siendo habitual todo ciudadanx merece ser protegidx ante calumnias, insultos y cualquier amenaza que se de en las redes sociales. Hace unos años este tipo de delitos no tenían cabida en el sistema judicial, pues era un lugar inexplorado y en auge. Podría decirse que muchos de nosotros hemos iniciado la batalla mucho antes que el CIStema. Y hablo de “CIStema” y no “Sistema” porque aún hoy la justicia, la política y cualquier ámbito social está lleno de normativas que favorecen a los cis y perjudican a las personas trans.

El caso más mediático en cuanto a libertades individuales, como la libertad de expresión, basado en redes sociales está siendo, sin lugar a dudas, el caso de Cassandra Vera. Se ha puesto el foco sobre esta joven transexual desde el minuto uno. Llamadme conspiraníco, ¿pero por qué ella? ¿Tan terribles eran sus chistes hacia una víctima del terrorismo? Si lo vemos desde esta perspectiva es horrible que alguien se burle de una víctima de algo tan criminal como ha sido ETA, pero si indagamos en quién era Carrero Blanco, así como que estos chistes quien más o quien menos lo ha contado en privado o en redes sociales, queda sin lugar a duda al descubierto una trama de “Caza de brujas” por no decir “Caza al colectivo”.

Vivimos en tiempos en los cuales los transexuales estamos sufriendo la mayor “Ola de atentados” hacia nuestra dignidad en redes sociales donde nos increpan, se burlan de nuestras características físicas, hacen chistes de nivel de niños de primaria, nos acosan, sexualizan, modifican nuestras fotografías de perfil, nos amenazan de muerte, venden nuestros datos a terceros para que nos molesten y se nos acorrala hasta llegar a la muerte en algunos casos. Sufrimos el escándalo de Hazte Oír, una supuesta organización catalogada como “entidad de interés público” que cobra subvenciones estatales, donde se genitaliza el sexo, lo cual ya se ha descubierto por expertos que la biología no es como ellos la dictaminan, y se abusa de su poder económico para generar una publicidad tóxica hacia las personas trans, sobre todo hacia los menores trans.

Estamos aislados cada vez más por un sistema sanitario que nos da largas, unos políticos que nos venden reformas de leyes registrales nefastas como “gran victoria” y “Ley Trans” como es el caso de la 3/2007. Sufrimos aún el calvario de las UIG (las famosas UTIG) que aún pueblan muchos lugares de España. Hay cada vez más transfeminicidios que no engrosan la lista de violencia de género, pues al parecer si tu DNI no te cataloga como mujer no lo eres si tu pareja te maltrata, veja y te termina matando.

Sí, aún estamos siendo ciudadanos de tercera. Somos los que estamos abajo, pisoteados por el resto, porque incluso nuestros hermanos y hermanas extranjeros tienen aún mayores dificultades para acceso a hormonas, cambio de nombre, etc... Así como incluso en Andalucía, cuna de la ley más TRANSgresora y baluarte de decencia para el colectivo, no se termina de implantar del todo y hay ciertas deficiencias a corregir.

Todavía, queridos camaradas, gritamos por una ley donde estas violaciones en nuestros derechos quede paliada, nuestra memoria recuperada y se ayude a los más jóvenes a tener una infancia y adolescencia realmente feliz. Sin embargo, lo importante para la política, así como para la justicia, es que una joven transexual se haya burlado de un atentado a un criminal que mandó asesinar a decenas de personas. La misma justicia que no ve delito en el mensaje transfóbico de Hazte Oír. Esa misma justicia que ahora mismo ha vuelto a salir agitando su banderita de la transfobia al decir que Cassandra se oculta tras un seudónimo en Internet.

¿Dónde estaba la justicia cuando a esta joven se le ha amenazado en más de una ocasión, inclusive de muerte, en redes sociales? ¿Dónde estaba cuando el día de “San Ramón” muchos atacaron sus perfiles, sobre todo de twitter, en el cual la felicitaban con el nombre con el cual no se identifica? ¿Dónde demonios está la justicia cuando las TERF hacen esos famosos memes humillándola por su sexualidad e identidad sexual? ¿Dónde? Ah, sí. Está callada, vuelta de espaldas, y jugando al mus.

No quiero ser conspiranóico pero es curioso que su caso siempre sale a la luz con fuerza cuando la Ley Trans Estatal es exigida con contundencia, hay un caso terrible de corrupción en los medios de comunicación como son estos días el caso de Bankia (con el “Señor del milagro ecónómico aka Rodrido Rato” a la cabeza) o alguna polémica que no pueda ser cubierta con la Independencia Catalana. No quiero pensar mal, pero muchos cisgéneros han hecho los mismos chistes durante más de veinte años y el PP, los hijos del Franquismo, no han movido ficha. De hecho, sólo han alimentado más y más las organizaciones franquistas y anulado las subvenciones para la memoria histórica. No lo han hecho. Si bien, con Cassandra se están cebando.

Desde la Plataforma Trans se ha hecho un comunicado y se ha puesto el grito en el cielo, pero supongo que como ciudadano, a pesar de estar adscrito a ATA-Sylvia Rivera y ser partícipe de algún modo de la Plataforma Trans, necesito gritar que está siendo el chivo expiatorio para tapar toda esa corrupción, toda esa marea de denuncias y poder así frenar los derechos que tanto necesitamos y la protección de la cual aún carecemos.

Señores, los juzgados están para delitos que realmente hacen daño, como son los casos de vejaciones y calumnias que está teniendo Cassandra así como otras personas trans, y no para esto. Os creéis que somos idiotas y nacimos ayer, pero entre nuestras filas hay gente que lleva más de cuarenta años quitando la máscara a la política que mueve a la justicia como si fuese una marioneta.


Vergüenza como ciudadano, asco como persona trans y rabia, mucha rabia, como activista cuando veo en primera plana lo que estáis haciendo para cubrir vuestras vergüenzas e impedir el progreso de la sociedad.  

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