Dicen que es de “buen nacido ser
agradecido” y yo siempre estaré eternamente agradecido a las
personas trans que empezaron los actos de guerra contra las
imposiciones aberrantes de las cisnormas, de un sistema sanitario aún
más deficiente que el actual, de problemas legales y administrativos
que nos anulaban e invisibilizaban. El “borrado trans” en las
cárceles, los apaleamientos en manifestaciones por parte de los
“grises” y las consignas que aún hoy, a pesar de los cambios de
época, se siguen dando porque aún es vigente el daño hacia las
personas trans, la violencia en todos los aspectos de la vida, no ha
sido posible del todo porque hay transactivistas que siguen en pie,
pese a quien le pese, y con una determinación brutal.
Mar Cambrollé es una de esas mujeres
que han luchado con uñas y dientes para comprender primero qué
pasaba con ella misma, así como lo que ocurría a su alrededor y
poder echar una mano para allanar el camino a los que venían detrás.
Es una mujer brillante, con un discurso apabullante y que cuando la
tienes cerca sientes que puede salir un volcán en erupción de su
mirada, pero no porque esté molesta contigo sino porque tiene una
energía que pocas personas poseen. He visto jóvenes activistas sin
ideales fuertes, arrastrando cisnormas, aceptando imposiciones de
todo tipo y migajas que nos tiran los políticos como si fueran
grandes victorias. Sin embargo, Mar no. Cuanto más la conozco más
la admiro porque no se cansa, no se rinde, no se echa para atrás a
pesar que haya quienes la agredan, intenten humillar o echar por
tierra lo que ha conseguido para todas las personas trans.
Su vida no ha sido fácil y podéis
comprobarlo si habláis con ella, si leéis su libro o si simplemente
escucháis como se le desgarra la voz cuando escucha lo que ocurría
con las UTIG. Para ella los jóvenes de ATA son “sus niños” y
“sus niñas” y de ese modo, bastante maternal, nos defiende de
cualquier injuria, golpe o defecto de las leyes e incluso de canallas
en sanidad que nos ningunean como si no valiésemos nada.
Recuerdo cuando la conocí la primera
vez y me llevé una impresión de ser una mujer cercana, con mucha
vitalidad y atareada. Ahora, con el paso de estos casi dos años,
puedo afirmar que atareada siempre está porque no está quieta. Ya
lo hice una vez de forma personal, pero lo quiero hacer también de
forma pública. Necesito agradecerle todo lo que ha hecho por todos,
no sólo por mí, porque gracias a ella estamos siendo atendidos en
cada provincia; aunque aún hay deficiencias y está intentando
solucionarlas. Muchos descolgamos el teléfono de ATA, o el suyo
propio, y les pedimos como si fuera una especie de hada madrina,
bruja buena o incluso Santa Claus en mujer. Pedimos, pedimos y
volvemos a pedir igual que los peces beben y beben en el río.
Pedimos demasiado y a veces olvidamos dar.
Dar hay que dar siempre y más en estas
fechas, pero sobre todo hay que darlas en su cumpleaños. Felicidades
por estos años, felicidades por tu lucha, felicidades por la huella
que vas dejando, felicidades por tus sonrisas y energías,
felicidades por tus ponencias, felicidades por tu brillantez a la
hora de atacar el cistema y felicidades por ser siempre una columna
fundamental que sujeta la transexualidad como si fueras Atlas.
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