Hace unos días que celebrábamos las
Jornadas Trans Andaluzas por tercer año, aunque no pudo ser
consecutivo ya que el año pasado no se pudieron realizar, y parecía
que el impulso que estábamos dando nos uniría más que cualquier
agresión vivida, malos momentos acontecidos en nuestras vidas o
simplemente se abría una ventana a la esperanza. Si bien, hay que
ser realistas. Cada día es un día duro para un joven trans en un
país donde eres ciudadano de tercera debido a unas leyes que no se
cumplen, carentes e incluso patalogizantes aún.
En el sur de España, mi tierra,
tenemos la enorme suerte de tener una ley mucho más avanzada que en
el resto del país. Si bien, es insuficiente. Queremos ir más allá.
Necesitamos incluso cubrir las necesidades de las personas
intersexuales e intergéneros. Las personas no binarias también
necesitan apoyo y empoderamiento. No obstante ese es otro tema. El
tema fundamental: no tenemos protección y necesitamos una ley que
nos ampare, se cumpla y sea eficiente.
Kaím, un chico extremeño, iba la
semana pasada a los baños de hombres y fue agredido. Es una agresión
similar a la ocurrida en Mayo en la Feria del Caballo de Jerez de la
Frontera hacia otro compañero. Ambos sólo iban al baño, ¿qué
necesidad había de golpearlos, humillarlos y provocar un altercado
que deja más secuelas emocionales que físicas?
Él lo ha denunciado a la policía,
pero también se ha encargado de dejar constancia en un vídeo en la
red social Youtube. Por mi parte le ofrezco toda mi solidaridad,
respeto y admiración a la hora de expresar sin tapujos lo que ha
vivido. Hay que visibilizar este acoso y derribo que estamos teniendo
la comunidad trans. La transfobia debería ser tomada en cuenta y
sólo puede ser erradicada con una Ley Trans Estatal que nos cubra en
estos duros momentos.
¡Ley Trans Estatal ya para que estos
actos violentos tengan las mayores condenas! ¿A qué esperan? ¿A que nos maten a todos a golpes?
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