La transexualidad es desconocida por la
mayoría, pero todos parecen tener presente algún ejemplo “práctico”
cuando se topan está en sus oídos, lecturas, televisión o cualquier
lugar encendiéndose en ellos una pequeña bombilla de alarma. La
gran mayoría sólo acertaría a balbucear incoherencias sobre
procedimientos y argumentos tan patologizantes como aberrantes. Si
bien, para muchos hay un terreno aún más desconocido que la
transexualidad en sí, y es, a pesar del esfuerzo de activistas
transexuales masculinos, que los hombres transexuales existimos y
estamos ahí gritando, tanto como ellas, por nuestros derechos y
libertades arrebatados desde el mismo nacimiento.
La transexualidad masculina es tan
desconocida por la sociedad que apenas se reconocen o recuerdan casos
en televisión o cualquier medio de comunicación, el cual no tarda
en mostrar estereotipos pueriles de nuestras compañeras. Pocas son
las cadenas, autonómicas o nacionales así como públicas o
privadas, que muestran a la mujer transexual como una mujer
empoderada, sin clichés, libre de ser quien es y hablando mediante
su propia voz y no por la del periodista de turno.
El hombre transexual aborda una
incógnita, como si fuese un mito al igual que el “Pies grandes”
o “El monstruo del lago Ness”. La mayoría que nos conocen creen
que somos “minoría” en el movimiento, pero es falso. Hay tantos
hombres transexuales como modos de vivir su transexualidad en esta
sociedad nefasta hacia lo diverso, pero que de vez en cuando alza la
bandera arcoíris para tapar sus vergüenzas.
Como hombre transexual voy a recopilar
las frases más terribles que he ido escuchando. Son las siguientes
por orden de importancia y repetición:
¿Trans masculino? Ese no es la Bibiana
Fernandez esa, ¿verdad?
Confundir la transexualidad masculina
con la femenina es algo habitual y carente de toda lógica. Si
estamos hablando de hombres, de masculinidad, ¿no deberían de
despojar en su imagen mental a una mujer aunque naciese con unos
genitales con forma distinta a lo habitual? Deberían, pero la
ignorancia es muy atrevida y puebla bien las mentes de aquellos que
por falta de medios, tiempo o falta de verdaderas ganas nos aíslan y
colocan etiquetas fascistas, discriminatorias y nefastas para la
convivencia de ellos con nosotros y viceversa.
Entonces haces el paso de mujer a
hombre.
¡Acabáramos! Ellos creen que es
acertado decir este tipo de comentarios, pero la verdad es que es tan
hiriente como cuando le dicen lo contrario a nuestras compañeras.
Nosotros nacemos hombres transexuales, jamás mujeres cisgéneros que
“evolucionan”, a modo Pokemon o los memorables Tamagochi, hacia
un “cuerpo” masculino.
¿Saben lo peor de todo esto? Es que he
llegado a verlo en informes médicos dados por “personal formado”
para no “meter la pata” cuando se dirigen a nosotros.
Yo creí que sólo eras una machorra o
una bollera.
¡Joder! Esa es otra. Creer que
aquellos transexuales masculinos que llevamos un rol menos ambiguo,
pues hay compañeros que disfrutan de un aspecto más ambiguo en ropa
o roles, somos lesbianas o mujeres poco agraciadas que ocultan sus
curvas.
Recuerdo con cierto pesar como al
principio de mi recorrido, cuando sólo era un crío de quince años,
me dijeron que “Era una chica muy guapa, pero tenía vello en el
rostro y eso era una pena”. En primer lugar me pareció un
comentario desacertado, pues las mujeres con vello facial son tan
hermosas y tan mujeres como cualquier otra. Esto puede ocurrir por
miles de problemas hormonales como cutáneos. Incluso hay mujeres que
tienen esta problemática por las viejas pastillas anticonceptivas.
En segundo lugar me sentía muy orgulloso de ser quien era, de tener
la testosterona algo elevada por aquella época y poseer algo de
barba, pero en ese momento me di cuenta que para la sociedad yo era
incómodo. Por un momento vino a mi imagen los lastimosos circos de
“criaturas” donde exponían a mujeres con vello facial, gente con
problemas físicos o rasgos poco comunes. Fue horrible.
No entiendo, si se siente hombre ¿por
qué se maquilla?
Esto lo he escuchado cientos de veces
hacia mi pareja y otros transexuales masculinos que han decidido
abordar temas tabúes para la sociedad como el maquillaje, el uso de
laca de uñas o prendas de vestir “típicamente femeninas” para
el pensamiento “global” de ciertos países o culturas. La ropa es
ropa, el género es algo meramente cultural y lo que para algunos en
países como España, México o Portugal es “masculino” en otros
lugares de África o Asia puede ser estrictamente “femenino”. De
hecho, tenemos la evolución de los tacones, las faldas, el
maquillaje, etc... en la historia y en los distintos países.
La violencia ejercida por parte de la
sociedad, e incluso por parte del propio colectivo, de imponer el
cliché que si el hombre es hombre debe ser “muy macho” y por lo
tanto olvidarse de maquillajes de fantasía, uñas pintadas, etc...
¡Falso!
Las personas cisgéneros que deciden
usar maquillaje o laca de uñas en sus eventos o culturas como la
gótica, punk o heavy nadie les dice nada, pero cuidado si lo hace un
transexual que comienzan las críticas. No podemos olvidar como el
gran genio David Bowie o grandes grupos de Rock Glam arrancaron
ciertos prejuicios sobre el maquillaje, lo andrógino o las ropas
ambiguas. Si bien, lejos de esas culturas, de ese ámbito del arte,
tenemos que vernos obligados a escuchar que el maquillaje es para
mujeres o Drags. ¡Jamás! El maquillaje puede ser para quien desee
usarlo y se acabó. No se es menos masculino porque te coloques un
poco de gloss en los labios.
Todos los transexuales masculinos como
máxima que tienen es poseer pene.
Seguramente si eres hombre transexual y
me estás leyendo lo habrás escuchado alguna vez. Yo las llevo
contadas en los últimos años y han sido al menos en veinte
ocasiones. La mayoría de estas ocasiones han sido desde el propio
colectivo LGTTTBIQ+. Esta afirmación proviene porque se extrapolan
casos que aparecen en los medios de comunicación en documentales
dirigidos por cisgéneros donde el trans masculino es un mono de
feria o un simple monigote. El discurso cis lo absorben estas
personas creyendo ingenuamente que de ese modo serán aceptadas, pero
sólo están siendo aplastadas.
La faloplastia no es una intervención
fácil y no se llega siquiera al 5% los casos de transexuales
masculinos que lo aceptan. Casualmente he visto más deseo de poseer
uno en personas de países de América del Norte, Centro y Sur,
siendo los del Centro y Sur los más habituales, esgrimiendo el deseo
de tener un miembro y encontrar dinero suficiente para la
intervención quirúrgica. La mayoría desconocen que no podrán
tener relaciones sexuales agradables o 100% satisfactorias, que
pueden quedar afectados sus órganos urinarios e incluso tener
infecciones que les lleven a la muerte o pérdida de ese ansiado
miembro. Hay dos intervenciones que pueden realizarse. Una te deja un
miembro de apenas unos seis centímetros sin demasiadas funciones y
el otro, además de dejarte una terrible cicatriz y debilidad en la
extremidad donde te arrancan el tejido muscular, es nulo para algo
más que orinar de pie.
No existe aún un procedimiento médico
que sea efectivo y no ataque a la salud. Esto es parte de una
castración para que nos “normalicemos” y dejemos de ser
incómodos para los cisgéneros.
Entonces, si eres transexual masculino,
¿por qué no quieres extirpar tus ovarios? No te sirven para nada.
Hay quienes terminamos haciéndonos
esta operación por problemas médicos, pero no porque realmente lo
ansiáramos. La gran mayoría no lo hace y quien lo hace, o lo desea,
es porque desconoce que a la larga tendrá más problemas que
virtudes. La mayoría de transexuales, por no decir el 100%, no
deseamos menstruar porque lo vemos como algo ajeno y terriblemente
incómodo a la hora de relacionarnos, de ser nosotros mismos o
simplemente porque las hormonas se alteran demasiado. Muchos deciden
conservar sus ovarios y útero con la esperanza de ser padres algún
día y eso me lleva al siguiente punto.
¡Qué horror! ¡Un hombre embarazado!
¡No saben ni lo que quieren! ¿Cómo van a embarazarse?
Nosotros los transexuales masculinos
que somos fértiles podemos tener hijos y no hay ningún problema. Es
muy difícil adoptar y más cuando eres transexual. Las pegas son
numerosas, los años pasan y tú envejeces con el deseo de poder
acunar a un pequeño, limpiar sus lágrimas o enseñarles a leer.
Ayer mismo se llenó mi pueblo de niños con sus bonitos disfraces de
Halloween y yo los miré con nostalgia. Espero algún día ser padre
y decirle a mi hijo o hija que es de lo poco bueno que me ha dado y
me dará la vida. Si bien, de momento, me conformo con ser tío y ver
crecer al más pequeño de mis sobrinos.
Veo muy valiente a un hombre que cesa
su tratamiento para ser padre, así como aquellos que decidieron
serlo antes. Del mismo modo que veo muy valerosas a las chicas
transexuales que hacen lo mismo. Somos tan dignos como padres como
los cisgéneros.
No entiendo si eres hombre porque no te
gusta “x”.
Pongamos el fútbol. No me gusta el
fútbol. Es un cliché estúpido que si eres hombre debes jugarlo. Es
igual de estúpido que el punto del maquillaje. Si bien, llegué a
decir que me gustaba el fútbol con tal de ganar puntos en un dichoso
test de una UTIG. ¿No saben que es una UTIG? En próximas entradas
hablaré de este servicio médico que parecía un campo de
concentración nazi, allí donde nos dejaban en un frío pasillo a la
espera de experimentar con nosotros y de hacernos a imagen y
semejanzas de cliché sexistas, patologizantes y machistas de cara a
una sociedad diversa.
Soy un hombre que no le gusta el
fútbol, como hay hombres cisgéneros que no les gusta. ¡Y nadie les
señala! Pero ojo, a nosotros sí. Nosotros tenemos que tener un
estándar de calidad distinto.
En resumen, los hombres transexuales
existimos. De hecho, hay un link en este blog, en la zona de links de
importancia, donde pueden hallar “El Hombre Transexual” y ver la
importancia del empoderamiento de los hombres trans, su baraje e
historia. Entren sin miedo porque nosotros, los hombres transexuales,
existimos y no somos alienígenas venidos a conquistar vuestros
pequeños cerebros. ¡Expandan su mente y no se espanten!
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