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A las duras y a las maduras.


He decidido, tras meditar concienzudamente cuál sería la siguiente publicación, que debería hacer un listado sobre lo que ocurre cuando decides volcar tus energías, o parte de estas en realidad, a la noble causa de defender tus derechos con uñas y dientes, denunciando públicamente perjuicios del sistema o problemas relacionados con el acoso sistemático que se da dentro y fuera de la comunidad transexual. Cosas que no te cuentan cuando decides ser ACTIVISTA:

Conoces personas interesantes.

La primera debía ser positiva. Lo positivo siempre primero porque lo negativo debemos dejarlo atrás siempre. Así que comienzo con un recuento altamente positivo y es reforzar tus relaciones sociales con personas que realmente merecen la pena conocer. Ya sea a nivel local o nacional, e incluso si no es personalmente, conoces a gente que merece la pena tener en mente cuando decides aportar tu grano de arena. Ir a charlas o eventos que te abran más la mente, que veas otras realidades y como ellos trabajan pueden ayudar a reforzar tu espíritu crítico y de lucha.

Aprendes a relacionarte y mejoras tu lenguaje cara a la sociedad.

A veces tenemos un lenguaje reducido en cuanto vamos a aportar ideas o desarrollarlas. Con el paso del tiempo mejoras tu léxico y lenguaje corporal para enfrentarte a nuevos estímulos como charlas, conferencias de todo tipo e incluso la lucha igual a igual con otras asociaciones o en un círculo social estrecho donde tienes que pelearte por un hueco. Si nos enfocamos en lo que es la transexualidad aprendes nuevos conceptos o ideas que están surgiendo, así como comienzas a rechazar lenguaje que es transfóbico pero que generalmente lo usan compañerxs tuyxs o tú mismx lo has usado.

Reduces tu tiempo de ocio.

Todo no iba a ser bueno y lo que a veces aporta también disminuye. Ir a charlas, eventos, hacer campañas o estar pendiente a redes sociales reduce considerablemente tu tiempo de ocio. Años atrás podías tener cinco o seis horas libres, pero si te esfuerzas en ir más allá terminas quedándote a cero algunos días e incluso llegas a necesitar horas en el reloj. Aún así lo que haces te recompensa más de lo que puedes imaginar, porque tu conciencia está limpia y poco a poco ves resultados colectivos que te hacen sentir cada vez mejor.

Refuerzas tu orgullo como persona y te haces, por ello, más visible.

Te enorgulleces cada vez más a pertenecer al colectivo que representas, sobre todo si es un colectivo tan discriminado como es el transexual. Al ver la lucha de otros, los logros, el camino recorrido de muchas personas que te abrieron el camino a ti y a los demás hacen, al menos para mí, que te sientas más y más dichoso de ser parte de una pequeña porción de la sociedad muy diversa y luchadora.

Comprendes que no todo el mundo va a ver bien que te esfuerces del modo que lo haces.

Amigos, familia y otras personas verán tu lucha como un imposible, pérdida de tiempo e incluso de dinero. Creerán que sólo te desgastas y no avanzas personalmente en nuevas metas, pero no ven que si te están aplastando no puedes bajar los brazos. Ya no es sólo por ti, sino por los que vienen detrás o por los que ya tienen el alma llena de palos.

Ves toda la mierda que rodea la transfobia más allá del simple lenguaje o el delito de una paliza cualquiera.

Sí, ves transfeminicidios a diario compartidos por compañerxs. Sobre todo esto lo comparten mujeres transexuales y transgéneros. Ellas están siempre reunidas y concienciadas en diversas asociaciones. Realmente se manejan de forma más rápida sobre estos casos, pues están más alerta porque son las principales víctimas. Esto ocurre igual en los crímenes machistas entre cisgéneros, pues las mujeres, asustadas ya por tanto daño y llenas de un espíritu fiero de combatirlo por cualquier medio, están alerta y saben agarrar las distintas redes sociales para convocar manifestaciones y manejar información.

Acepto que algunos casos me han hecho dejar de dormir en días. Recuerdo uno en Brasil donde la chica fue asesinada mientras la filmaban. Eso, señores míos, además de machismo, violencia de género, transfobia es un acto psicópata que debería ser penado con las más altas penas de prisión. No obstante, no ha sido así. Nunca es así. Incluso en los periódicos tachan a muchas mujeres de travestis u homosexuales “vestidos” de mujer. Es indignarte y bochornoso que un periodista trate de ese modo a una mujer transexual, así como un caso tan violento como es su muerte. Incluso se le quita hierro al asunto si la chica en cuestión es prostituta/sexoservidora.

Pierdes amigos.

Sí, los pierdes. No será por tiempo, sino por discusiones. Muchos no verán bien que estés siempre denunciando “x” cosas o informando a los demás. Tal vez incluso te encuentras en la situación que esta persona ve “libertad de expresión” donde sólo hay “libertad de agresión”. Sin embargo, he llegado a asumir que quien pierde gana, pues no es bueno que alguien que no te acepta del todo esté a tu lado. Si quieres camaradas deben estar a las duras y a las maduras.

Celos y otros percances.

Los celos de otros activistas, los cuales no encajan que haya alguien más haciendo lo mismo o intentando luchar conjuntamente. Hay mucho lobo solitario y mucho activista de fotografía, los cuales llegan al final de los actos de condena -sean cuales sean- para tomarse la dichosa fotografía y subirla por las redes sociales. He visto casos bochornosos en mi ciudad, así como en otras.


También he visto compañeros en mejor situación ningunear a otros porque han conseguido cierta “invisibilidad” debido a las hormonas y cirugías. Por supuesto están los que se creen más “auténticos” porque no han tomado hormonas y rechazan el bisturí. Estas peleas internas no suman, sino que restan. No apoyan la diversidad, sino que la aplastan. Yo estoy esforzándome día tras día por romper estas barreras y el blog es mi forma de manifestar mi indignación ante los comentarios de unos y de otros.  

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